Confieso, don Javier, que, al seguir sus intervenciones de ceremonial de adioses, no pude no recordar uno de los planteamientos que usted hizo en 2012, cuando salió elegido presidente de Asturias tras el adelanto electoral que llevó a cabo Álvarez-Cascos. La declaración de intenciones a la que me refiero consistió en que puso de manifiesto que su deseo era que Asturias se convirtiese en la Alemania de España. Lo cierto es que me temo que tan ambicioso objetivo quedó muy lejos de lograrse.
Y, verá don Javier, al recordar esa declaración suya de intenciones, vino a mi mente un juego acristalado que había en mi casa y que mi madre conservaba con mucho cariño, era un ‘Camino de Berlín’, una especie de rectángulo acristalado. Y el juego consistía en subir la bola hasta el objetivo último evitando que se hundiese por alguno de los muchos agujeros que había por el camino. A fuerza de practicar el juego, se progresaba mucho, incluso en alguna ocasión se conseguía el objetivo, pero no resultaba nada fácil.
No dejo de preguntarme qué balance estará haciendo en estos momentos de sus siete años como presidente de Asturias, especialmente, de este último mandato que ya está en su recta final. A propósito de este último mandato, a los pocos días de formar su último Gobierno en 2015, también recuerdo unas declaraciones suyas en las que afirmaba que lo mejor estaba por llegar. Para su fuero interno, quedará la respuesta acerca de lo que considera lo mejor de esta legislatura.
Ciertamente, las dificultades con las que se encontró fueron muchas. Ciertamente, nunca hubiera sido posible que Asturias avanzase en solitario, mientras no lo hiciesen España y Europa. Ciertamente, le tocó una última legislatura con un Parlamento muy fragmentado, que no facilitó mucho los pactos, aunque algunos si se consiguieron, sobre todo, en materia presupuestaria.
No obstante, parece innegable que, en lo que se refiere a esta última legislatura, lo más llamativo fue, sin duda, su etapa al frente de la gestora de su partido en Madrid, etapa que concluyó con la victoria de Pedro Sánchez en las primarias, que supuso un antes y un después en la singladura del PSOE estatal, que supuso también que la militancia en su mayoría no apostó por la línea más conservadora del partido con la que usted, a la hora de los hechos, se identificó claramente.
En la última sesión de esta legislatura, cuando le tocó responder al portavoz del partido casquista, nos recordó muchos de sus agrios debates con el fundador de Foro Asturias.
Se va usted, dando paso también a un cambio generacional en su partido. Se va, seguro que agradecido a quienes le elogiaron siempre desde los medios de comunicación. Se va, tras una legislatura en la que muchos de los declives de Asturias, empezando por el poblacional, fueron a más.
Y espero que no considere injusto por mi parte considerar que la realidad está muy lejos de aquel ambicioso objetivo de haber convertido a Asturias en la Alemania española.