VIGA AZUL: TODOS LOS GAFES
Se cumplieron todos los gafes. El Oviedo volvió a ser fiel a su tradición de romper malas rachas del equipo rival, que, en este caso, llevaba sin ganar en su campo desde enero. El Oviedo, una vez más, al encarar un partido en el que tocaba dar el golpe de autoridad reivindicándose, sufrió una severa derrota. El Oviedo, para no hacer mudanza en su costumbre, no supo aprovecharse ante un rival que se puso en inferioridad numérica bastantes minutos antes del descanso.La derrota ante el Málaga fue severa, no hay excusa que valga. Y, salvo milagros, todo parece indicar que la promoción de ascenso se quedará, una temporada más, fuera de nuestro alcance.
No se puede decir que haya faltado esfuerzo por parte de los futbolistas carbayones que, más o menos, cumplieron el guion hasta que el Málaga se adelantó en el marcador a resultas del penalti que el equipo local transformó. Sí, cumplieron el guion de presionar arriba y de intentar incomodar al rival; pero otra cosa es crear peligro y acorralar al equipo contrario, cosa que no se logró en ningún momento.
En la Rosaleda, hemos sufrido, sin duda, un duro correctivo. Se demostró que las carencias del equipo no se superan cambiando el sistema de juego, ni tampoco recibiendo intensas motivaciones psicológicas.
No hemos sido un equipo solvente en defensa, no hemos sido tampoco un conjunto que ganase la batalla en el dentro del campo y, en lo que a la delantera se refiere, tampoco nos hemos mostrado peligrosos a lo largo del encuentro.
Lo dicho: se cumplieron todos los gafes que nos vienen castigando desde hace mucho tiempo. Y lo que queda, tras la impotencia que supone haber sufrido una derrota claramente merecida, es asumir la realidad y ser conscientes de que sólo una serie de milagros encadenados no podrían sacar del bajón moral en el que nos quedamos tras haber hecho un partido aciago.
Pues eso: una lección de realismo que nos lleva a asumir que, pensando en la próxima temporada, habrá que hacer todos los esfuerzos para incorporar jugadores que, con garantías, marquen la diferencia en todas las líneas.
En efecto, tenemos futbolistas de calidad, pero acaso no sea la suficiente para hacer una campaña que nos haga soñar con el ascenso o que, al menos, nos sitúe en la promoción. Lo dicho: todos los gafes se cumplieron y sólo queda un baño de realismo que nos hace ver con claridad que sólo carambolas milagrosas nos situarían en condiciones de poder cumplir un sueño que, una temporada más, se esfuma.