Rajoy no es Giménez y Fernández, ni siquiera estoy convencido de que don Mariano tenga conocimiento de la trayectoria de aquel político de la CEDA. Desde luego, nuestro Javier Fernández, todo un hombre de orden, no es Azaña, ni puede ni quiere serlo. Confieso, sin embargo, que, al tener noticia del último sondeo del CIS que, entre otros resultados, pone de manifiesto que nuestro presidente llariego es el líder político mejor valorado, recordé una anécdota que Azaña consigna en sus ‘Memorias’, cuando le dice al señor Giménez y Fernández que los de la CEDA «no se dan cuenta de que la derecha de la República soy yo, y ustedes unos aprendices». No está nada mal recordar esto, vive el cielo que no.
Y se da la circunstancia añadida de que, según este sondeo, don Javier también sale muy bien parado entre los votantes del PP, que lo aprueban. ¡Casi nada! Y, por otro lado, siguiendo con el susodicho sondeo, tal y como publicó EL COMERCIO, los votantes de Ciudadanos en Asturias le dan más nota a don Javier que los propios votantes del PSOE. Así pues, no hay duda, don Javier es un hombre de orden.
Pero vayamos a los datos en el ámbito estatal. Está claro que el país en su conjunto tiene la percepción de que fue Javier Fernández, en tanto presidente de la gestora socialista, el principal artífice de que el grupo parlamentario socialista facilitase con su abstención la gobernabilidad a Rajoy. Y, por otro lado, sus posiciones beligerantes frente al independentismo catalán y al radicalismo de Podemos lo convierten también en un referente que tranquiliza al mundo conservador.
Pues bien, dejando de lado que sigue sin saberse si la militancia del PSOE está o no conforme con la abstención socialista que permite a Rajoy gobernar, lo cierto es que esa valoración estatal de nuestro presidente llariegu, se funda en la gestión de Javier Fernández al frente de la gestora, que no en su trayectoria política en Asturias, trayectoria inseparable de lo que ha venido siendo la FSA en esta tierra, donde, a decir verdad, las sombras no son pocas ni pequeñas.
El discreto encanto de Javier Fernández tiene mucho que ver con la vieja política, con un líder que se afana y se desvela por alargar la vida del bipartidismo. Y, por otro lado, ante el periodismo declarativo que está tan en boga, el especial cuidado que pone nuestro presidente en cuidar la frase, en enmarcar lo obvio mediante una retórica tan formal, contribuye, sin duda, a esa valoración tan favorable en el ámbito estatal.
Y, en fin, aunque el PSOE haya recuperado un porcentaje de votantes con respecto a la última consulta del CIS, el hecho es que se encuentra por detrás de Podemos, que es tercera fuerza política por vez primera desde la transición a esta parte. Y es que el lamentable episodio de últimos de septiembre no hizo más que añadir desprestigio a una formación política sin discurso y sin proyecto.
Y, en estos tiempos de tribulación, ser y parecer un hombre de orden da prestigio, aunque no se sabe bien ni el hasta qué ni el hasta cuándo.