Tras la renuncia de Cristina Coto
Iba en el guion que el partido fundado por Cascos tuviese una deriva de enfrentamientos continuos, al tiempo que sus perspectivas de futuro se fuesen cerrando cada vez más. Tras la victoria política de 2011, realmente llamativa para una formación política que tenía menos de un año de vida, vino el adelanto electoral que hizo que Foro pasase a la oposición. Y, como se sabe, poco antes de que se convocasen las elecciones autonómicas y municipales de 2015, Cascos dio la espantada. La cuestión fue que Foro Asturias pasó de ser el principal partido de la oposición a contar sólo con tres escaños.
Le tocó a Cristina Coto afrontar la espantada de Cascos y el fracaso electoral de 2015. Lo cierto es que, al margen de otras muchas consideraciones que pudieran hacerse, estamos hablando de una parlamentaria incisiva que, dejando de lado las cuestiones ideológicas, sabía poner el dedo en la llaga a la hora de plantear datos demoledores al Gobierno de Javier Fernández. Lo cierto es también que, en el momento mismo en el que sumó sus votos a los del PP, apoyando la candidatura de ‘Cherines’ en la investidura de 2015, lo que teóricamente tenía de transversal el partido de Cascos quedó completamente en evidencia.
La dimisión que acaba de anunciar puede ser considerada como algo con lo que se contaba tras sus declaraciones de la pasada semana cuando decía que en su partido había alguien que no podía vivir sin buscarse enemigos internos. O sea, casquismo en estado puro. Lo único que puede sorprender de estas palabras suyas es que haya tardado tanto tiempo en percatarse de ello.
Lo que Cristina Coto plantea es que todo el conflicto se produjo por una decisión suya acerca de una persona que asesoraba al grupo parlamentario, que trabajaba a tiempo completo y que, sin embargo, cobraba como si su tarea fuese de media jornada. Sobre el papel, es muy razonable su postura.
Pero, al lado de eso, está la forma en la que varias agrupaciones apostasen por Moriyón como cabeza de lista de Foro para las próximas elecciones, apuesta que, según parece, se hizo sin contar con la que fue hasta el momento Presidenta del partido. Y, por otro lado, la presentación de su libro que recopila sus artículos, dadas las circunstancias, sonó a ritual de despedida de la política.
Hay muchas incógnitas planteadas en torno al futuro más inmediato del partido que fundó Cascos. Y, al tiempo que esto sucede, la dimisión de Coto, si nos ceñimos a la literalidad de sus declaraciones, tiene toda la lógica del mundo. Nos toca seguir asistiendo a la deriva de un partido fundado por un político polémico.
