Primero, fue el episodio en las primarias de Somos en Oviedo, donde, según parece, no se actuó conforme al criterio de otorgar el mismo valor a cada voto, al menos a la hora de situar a los candidatos en la lista. De ser esto cierto, ¿cómo no sentir a un tiempo bochorno y decepción? Y, ya que de Podemos hablamos, ¿se habrán dado cuenta sus principales dirigentes del error mayúsculo en el que incurrieron al no comparecer en las elecciones municipales como partido? ¿Cómo es posible que tan doctos “politólogos” (palabro horrendo a decir verdad) no se hayan percatado de que la proximidad de los ciudadanos a la política empieza en el ámbito municipal? ¿Es necesario recordar a estos docentes tan ilustrados la importancia histórica que tuvieron las elecciones municipales en España, que en su momento llegaron a cambiar la forma de Estado o de Gobierno?

Pero volvamos a Oviedo donde la crisis de la izquierda no es ni mucho menos nueva. ¿O hace falta recordar lo que sucedió en 2007 cuando el incombustible Rivi se vio obligado a crear unas nuevas siglas para concurrir a las elecciones en Vetusta, toda vez que su coalición lo había rechazado? ¿O hace falta recordar que la AMSO lleva años y años sin levantar cabeza en la capital, si bien es cierto que es un acto de fe considerar al PSOE de izquierdas en algo que no sean sus siglas?

Pero si la izquierda vetustense es una continua fuente de sorpresas y decepciones, no hay que perder de vista tampoco que no tiene la exclusiva de los fracasos, puesto que, sin ir más lejos, el partido fundado en su día por Álvarez-Cascos parece estar gafado en Oviedo. Resulta que, además de tener muy difícil reponerse, tras los escándalos y transfuguismos de la Legislatura que está a punto de concluir, desde las primarias a esta parte, FAC sigue sufriendo convulsiones tremendas. No es fácil alcanzar el récord de que los tres candidatos en las elecciones primarias de este partido en la capital hayan abandonado ya esta formación política. A ello, sumemos la inevitable zozobra que supone el hecho de que Cascos haya dejado de liderar Foro Asturias.  No deja de ser paradójico que, tras haber conseguido arrebatar la mayoría absoluta a Gabino de Lorenzo, cosa que el PSOE no logró desde el 95, este partido haya seguido semejante deriva que, desde luego, no parece que vaya a contribuir a que pueda revalidar la confianza que en su momento le otorgó la ciudadanía.

Tormentosas primarias en Oviedo, que se saldan con bochorno. Mientras tanto, el actual Alcalde, con un respaldo mediático no menos sonrojante, perfila planes y proyectos como si siguiese siendo el primer edil, al menos, en la próxima década.

Desde luego, el ambiente de la vida pública vetustense en vísperas electorales invita al desapego y la indignación. Sólo cabe esperar que, de una vez, se tome nota cuando la respuesta ciudadana se produzca en las urnas.

Tormentosas primarias, digo. De esas tormentas que producen un bochorno pegajoso y hasta sonrojante. Lo que sucede es que, en este caso, no cabe esperar el manido topicazo de la calma tras la tempestad. No habrá quietud, sino rechazo. Un rechazo nada inaudible.

Lo oiremos. Lo veremos. Y -¿por qué no?- lo apoyaremos.