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Luis Arias Argüelles-Meres

Desde el Bajo Narcea

Panorama vetustense: La resaca del bipartidismo en Oviedo

«Déjame vivir como acero mohoso/ Sin puño tirado en las nubes; /No quiero saber de la gloria envidiosa / Con rabo y cuernos de ceniza» (Luis Cernuda.).

La denuncia de la fiscalía de Asturias, instando al juzgado de guardia para que investigue la presunta existencia de tráfico de influencias en el proceloso proceso conocido como “los palacios”, pone de relieve, entre otras cosas, que está muy lejos de concluir la larga resaca del gabinismo en Oviedo. ¡Cuánto grandonismo, cuánto despilfarro, cuánta prepotencia!

Por otro lado, que la Administración autonómica se haya prestado a autorizar superficies comerciales que en principio no figuraban en el contrato y que haya permutado a través de la empresa pública Sedes oficinas en el llamado Calatrava deja muy claro que el grandonismo y el despilfarro  no fueron patrimonio exclusivo del actual Delgado del Gobierno.

Pero vayamos por partes. En primer término, se diría que, con aquella operación, el entonces primer edil de Vetusta pretendía, quizás sin saberlo del todo, convertir Oviedo en Camelot, Camelot a su imagen y semejanza, Camelot conforme a la estética gabiniana.  La piqueta entró en el viejo Tartiere, perforando el escenario de muchas de las glorias vividas por el oviedismo. Y sobre aquello se erigió un edificio no sólo estéticamente discutible, sino también con el óxido asomando casi desde el principio. Un edificio en el que el Principado autorizó superficies comerciales que, en muchos casos, están vacías. Un edificio en el que el Principado decidió ubicar sedes oficiales de Consejerías, algo, a decir verdad, difícilmente explicable.

Por tanto, cabría hablar no sólo de la resaca del gabinismo, sino, más bien, del bipartidismo en Oviedo. ¿Hace falta recordar la situación en la que se encuentra la empresa pública Sedes desde entonces? ¿Hace falta seguir preguntándose acerca de la conveniencia de que la sede de la Consejería de Cultura esté en el Calatrava? ¿Hace falta, de otro lado, insistir en el cúmulo de despropósitos que se vinieron llevando a cabo en la llamada parcela del Vasco desde el momento mismo en que se decidió su demolición?

“Los Palacios”. ¿Qué palacios? El bulevar alrededor del Calatrava. ¿Qué bulevar?

¿En qué se beneficiaron Oviedo y Asturias a resultas de todo aquello? ¿Quién va a responder de las ruinas, del deterioro y de los despilfarros?

La larga resaca del bipartidismo en Oviedo. Cada cual tendrá sus responsabilidades por las decisiones adoptadas. Pero, en este caso, lo que se pone claramente de manifiesto es que dos Administraciones, la una municipal,  la otra autonómica, convergieron, a pesar de tratarse de partidos políticos distintos, a la hora de tomar unas decisiones que, asuntos legales aparte, siguen hipotecando la vida pública ovetense y asturiana. Unas decisiones en las que, además, el buen gusto y la racionalidad, fueron tratados, siguiendo su costumbre, a puntapiés.

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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