En la última década se ha producido un desarrollo extraordinario de las nuevas tecnologías y especialmente Internet. En estos momentos estamos metidos ya en una auténtica explosión de las tecnologías móviles y en el desarrollo de la web 2.0 como expresión del software social (blogs, wikis,etc).
Utilizando símiles automovilísticos, las nuevas tecnologías se mueven como la fórmula 1, en la alta velocidad y en el desarrollo acelerado de prototipos.
El derecho, superado por estos ritmos vertiginosos, intentó e intenta dar respuestas jurídicas y crear marcos legales que protejan los intereses en juego… Así vemos como el Estado español vino aprobando La Ley 34/92 de Servicios de la Sociedad de la Informaciòn, o la Ley de Protección de Datos de Caracter Personal, o la Ley de Firma Electrónica, etc.
Recientemente tenemos la Ley 11/2007 de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los Servicios Públicos, o el proyecto de Ley de Conservación de Datos Relativos a las Comunicaciones Electrónicas y las Redes Públicas de Comunicaciones, o el proyecto de ley de Medidas de Impulso de la Sociedad de la Información.
Con todo y con ello los instrumentos jurídicos creados y puestos en marcha para hacer frente a los retos que planteaban los avances tecnológicos, están resultando bastante inadecuados ya que, sencillamente, la capacidad legislativa de un Estado y el ritmo de sus Tribunales de justicia, son incapaces de alcanzar y menos de mantener esa alta velocidad de los avances tecnológicos.
Piénsese sólo en el largo proceso que exige el desarrollo de una Ley con todos los largos y lentos trámites parlamentarios. O piénsese en la lentitud con que se mueve la Adminsitración de Justicia, lentitud que hace que casi ni se genere jurisprudencia.
En definitiva, y volviendo al simil automovilístico, mientras que las nuevas tecnologías están compitiendo en la F1, las respuestas legislativas del Estado y la actuación de los Tribunales de Justicia, se están moviendo con las tecnologías de los antiguos y lentos motores diesel.
Por tanto, va a ser realmente dificil que el Derecho gane la carrera de las nuevas tecnologías.