Por María de Álvaro:

Me enteré esta mañana de que ZP ganó el debate leyendo unos periódicos. Leyendo otros pude informarme de la paliza histórica que le metió Mariano y en alguno hasta leí lo que se dijeron el uno al otro. Ayer no pude. No me enteré de nada. Se montó ayer en mi casa la bronca que se monta últimamente en cualquier espacio -público o privado- en el que se junten dos o más personas que no vayan a votar al mismo partido. O sea, un sindiós.

Es lo malo de tener una familia tan plural, que otra cosa no seremos, pero a plurales no nos gana nadie. Sólo nos faltó uno del PNV, de lo demás había de todo. Centristas de toda la vida, fachas de carné, socialistas de corazón -que lo dicen ellos así-, votantes mutantes y hasta abstencionistas convencidos a un paso del anarkopunkismo. Lo dicho, un sindiós.

Así que yo ayer en mi particular y casera fiesta de la democracia no me enteré de nada, porque yo lo que vi fue un partido. Y en un partido, si el árbitro pita fuera de juego en tu contra da igual que haya sido fuera de juego que no. Es un cabrón y punto.

Cuento lo que pasó ayer en mi casa, consciente de que a nadie le importa, porque seguro que pasó lo mismo en muchas otras. Y en muchos bares, más. Vamos que no sé para qué perdemos tanto tiempo en campañas. Que quince días más tiraos…