Por María de Álvaro: Nunca me ha gustado la lluvia, lo que no tendría ninguna importancia si viviera, por ejemplo, en Cádiz. Nunca me ha gustado porque, como algunos novios y algunos vaqueros demasiado apretados, molesta. En días de lluvia suelo olvidarme el paraguas, suelo meter el pie en un charco, suele rizárseme el pelo. […]