Mi último San Juan sucedió hace 1.500 veranos. El último en el que dejé de ser una estudiante de Periodismo para convertirme en una currante de despertador por la mañana. Así que yo hoy, como tantos, me quedo sin hoguera. Asi que yo hoy, cuando den las doce, quemaré tres o cuatro deseos en un plato y esperare tres o cuatro milagros. Y me iré a dormir. No sé me ocurre otra forma de hacerlo. Qué remedio.