Se puede ver un partido en primavera en El Molinón y se puede ver en un estadio olímpico a mil grados bajo cero. Se puede ver rodeada de rojo y de blanco y se puede ver envuelta en rojo y en blanco pero rodeada por el ‘enemigo’. Se puede ver un partido solo. Se puede ver un partido acompañado. Se puede ver incluso en la tele y hasta se puede ver con ella apagada.
Y luego puede llegar Carmelo. Y puede tirar a puerta. Y puede romperla. Y entonces ya da igual como lo hayas visto. O no. Yo qué sé. Al final va a ser verdad eso de que el fútbol es así. Va a ser verdad eso de que es como la vida. Que depende de muchas cosas pero de una sola a la vez. Al final va a ser que se puede estar a gusto o no estarlo. Así de fácil. Y así de difícil.
PD. Ya pedí publicamente una vez a quien quiera que sea el reponsable de las canciones que se cantan en el campo que haga una para Carmelo. Vuelvo a hacerlo. Y, si hace falta, me ofrezco para escribir la letra. Malo será que no salga algo. Yo que siempre soñé con ser letrista de Camela…
Y esto para mientras me va saliendo.