Sarah Palin se ha gastado 150.000 dolares en ropa para ella y para su familia y yo no sé de qué se extraña nadie. A mí, la verdad, no me parece para tanto, teniendo en cuenta que esta pobre mujer tiene que alimentarse a sí misma, a su marido, a esa prole enorme… y, encima, le salen yernos prematuros y hasta nietos de los que te llevan a comer a casa sí o sí. Así que 150.000 dólares se los gasta cualquiera con semejante papeleta doméstica. Pasa lo mismo con la peluquería. Resulta que también se ha montado un escándalo porque se dejó cerca de 5.000 dólares en lo de lavar y marcar. Hombre, pues normal. ¿Alguien se ha fijado en los moños de esa mujer? ¿Acaso alguien piensa que se hacen solos?
Así que yo hoy, que me levanté generosa, me solidarizo con mi pobre Palin. Y también, quede claro, con el president del Parlament, que resulta que se ha dejado 20.000 euros en tunear un pedazo de A-8, que ya de por sí cuesta sus 110.000, para plantarle, atención, un escritorio de madera a medida, reposapiés y una tele pantalla plana. Resulta que el infeliz vive en Reus y va todas las mañanas a Barcelona. Pues yo le entiendo. Con lo lejos que está Reus y los atascos que hay para entrar en Barcelona, en algo tendrá que entretenerse. Digo yo. Eso sí, con una puntualización, lo de que el escritorio sea de madera me parece un poco hortera. Un poco ranchera tejana y muy poco cool catalán. Digo yo también.
En fin, que lo que pasa es que la gente es (diría somos, pero cometería un error gramatical y cualquiera se atreve) muy envidiosa. Si es que nos quejamos de los políticos por cada cosa… Con lo austeros que son todos. Que aprendan de ZP, que no va de cumbre internacional para no gastar. ¿O era porque no le invitan? Pues nada, eso que nos ahorramos en billetes y en dietas, que hay crisis. Y conste que me parece una vergüenza total y los de la Casa Blanca, unos groseros. Y ya lo de la invitación a presentar sus ideas a través del presidente de la Comisión Europea, el colmo. Y hasta una ordinariez. Como que te inviten a las copas de una boda, vamos.