Supongo que uno (una también, claro) se da cuenta de que se ha hecho mayor cuando deja de gustarle la Navidad. Y supongo que pasa porque a uno (y a una también, naturalmente) deja de gustarle la Navidad cuando ya no puede celebrarla como la celebraba cuando era un niño. A uno, a una, a mí y a tantísima gente empieza a jodernos que sea Navidad cuando empezamos a tener bajas en el equipo. Porque, no tengo ni idea de por qué, pero parece que el equipo se resiente más en los partidos que se juegan estos días. Yo, si me pongo, me echo de menos hasta a mí misma corriendo por el salón de mi abuela con siete años. Pero no pasa nada, porque después del día 25 siempre llega el 26 y después del 1, el 2.
Feliz Navidad. Lo digo de verdad, aunque no lo parezca. Yo por lo menos voy a intentarlo. Y siempre que intento cualquier cosa, aunque me salga al revés, tengo la sensación de haber conseguido algo. No sé si me explico.