Rubalcaba afirma que la alerta del Gobierno sobre posibles atentados de ETA no es la expresión de un temor, sino la consecuencia de conocer con certeza las intenciones de la banda terrorista. La declaración del ministro del Interior no es una gran aportación, ya que todos entendimos que la ruptura del alto el fuego de ETA conllevaba el peligro de inminentes atentados. Por muy repugnante que nos parezca, en la lógica de un grupo terrorista está la de hacer política y ganar notoriedad a través de atentados sangrientos. ETA lleva casi cuarenta años poniendo bombas y pegando tiros en la nuca, así que a nadie puede extrañar que vuelva a intentarlo; no le hace falta buscar argumentos para ello, le basta dejarse llevar por la rutina: es lo único que sabe hacer.
En cualquier caso, con respecto a ETA, la novedad no está en su renovada voluntad de seguir matando, sino en losobstáculos que encuentra para hacerlo. La coordinación de la Policía francesa yespañola ha colocado a la banda en una situación muy difícil, de forma que lo más reseñable está en su dificultad para seguir tensando la vida pública española. Hay un abismo entre la preocupación de los ciudadanos por el terrorismo (vuelve a ser número uno en las encuestas) y la capacidad de ETA para poner en jaque al Estado.
Es posible que vuelva a darnos jornadas luctuosas, pero nunca había estado dos meses sin poder atentar tras declarar rota una tregua. Nos habíamos acostumbrado, desgraciadamente, a que ETA pudiera poner en jaque al Estado, y ahora es probable que ya estemos ante una situación distinta, la propia de un grupo terrorista de carácter marginal, estrechamente controlado por la Policía y con multitud de detenciones cada año.
La otra novedad con respecto a ETA nos la acaba de suministrar el PNV al dar cuenta de las conversaciones y acuerdos, a tres bandas, entre el nacionalismo vasco, el socialismo y ETA-Batasuna. Al parecer, ya habían llegado a pactar algunos asuntos como la creación de una euroregión que englobaría el País Vasco, Navarra y los territorios vascos de Francia. Y también habían acordado un plan de prejubilaciones del terror para los pistoleros a 1.500 euros por barba al mes. ¿No había dicho el Gobierno que no se había negociado nada?