El Pleno de la Junta General del Principado dedicado a la festividad del Día de Asturias ha servido para confirmar que la reforma del Estatuto de Autonomía es la prioridad parlamentaria de la clase política regional. Los tres partidos representados en la Cámara están por la labor. Como casi todas las comunidades han iniciado el proceso de reformas estatutarias es normal que Asturias se sume a la tendencia general. Hasta aquí nada de particular. Otra cosa es la orientación que tome la revisión del Estatuto en nuestra tierra y los objetivos puestos en ella. Digo esto, porque en la intervención del líder de IU, Jesús Iglesias, se llegó a establecer una relación de causa a efecto entre contar con más autonomía y tener más empleo, mejor distribución de la riqueza y vivienda más barata. No creo que esos loables objetivos se alcancen por la vía de una reforma estatutaria, aunque la cuestión de los nuevos estatutos se ha desenfocado hasta hacer de las reformas un comodín válido para colmar cualquier aspiración ciudadana. Se pretende hacer creer a la gente que la explicitación de un conjunto de derechos es equivalente a disfrutarlos, como si el empleo, por ejemplo, pudiera crearse por ley.
Fernando Lastra ha repetido una idea expresada recientemente por Javier Fernández: no todo lo constitucionalmente posible es políticamente conveniente. Esta frase centra el debate sobre la orientación de la reforma. Frente a la idea de más patria, más autonomía, más carta de derechos, más competencias, etcétera, se alza la visión posibilista, en la que se busca un Estatuto a la medida de las necesidades regionales dentro de un Estado fuerte que aporte cohesión nacional. En la ponencia parlamentaria confrontarán esas dos orientaciones.
Joaquín Aréstegui realizó una intervención plena de sentido común, al vincular la reforma estatutaria a la mejor gestión de los servicios públicos, que es lo que buscan los ciudadanos. En esta ocasión, el PP desechó el discurso de igualarse en competencias con Cataluña. Una buena noticia para los intereses regionales que se completa con la acertada distancia que marcan los socialistas asturianos con la visión territorial de Zapatero, que a veces parece inspirada en el discurso de IU.