El comité electoral del PP ha confirmado a De Lorenzo como cabeza de lista en las elecciones generales. El alcalde ovetense, así como otros cinco regidores, tendrá la doble condición de diputado y alcalde, algo que no le fue posible alcanzar a Gallardón. Mariano Rajoy ha argumentado, para explicar la discriminación, que De Lorenzo, como Teófila Martínez o Aparicio, podrá compatibilizar la Alcaldía de capital de provincia con el escaño en Madrid porque va de cabeza de lista, mientras que Gallardón no podía ir de número uno, ya que ese puesto es para Rajoy. Es muy difícil ser convincente en las explicaciones cuando la cabeza dice una cosa y el corazón la contraria: Rajoy hubiera querido enrolar a Gallardón en la candidatura, pero los poderes fácticos de la derecha, micrófono en mano, se lo han impedido. El argumento es justamente al revés de cómo lo presenta Rajoy: si Gallardón no puede compatibilizar la Alcaldía y un puesto discreto de la candidatura al Congreso, razón de más para que a De Lorenzo se le impidiese ir abriendo cartel y presidir los plenos del Ayuntamiento de Oviedo, simultáneamente.
A Ovidio Sánchez la designación de Gabino de Lorenzo le infunda optimismo, al profetizar “un triunfo sin precedentes” para el PP. Ovidio alaba la ilusión, el empuje y la experiencia de Gabino. De ser así, lo que no se entiende muy bien es cómo Ovidio Sánchez se presentó de candidato a presidir el Principado en las últimas elecciones autonómicas, en vez de concentrar sus esfuerzos en convencer a Gabino para que diera el paso y lograra una victoria sin precedentes. Para ser justos, no se le puede echar toda la culpa al presidente del PP regional, porque es muy probable que De Lorenzo no hubiese aceptado el ofrecimiento en ningún supuesto. Si algo caracteriza la trayectoria política de Gabino es la de no dar ni un paso en falso: sólo se lanza a la piscina cuando hay agua.
El resultado de las elecciones en Asturias tendrá mucho más que ver con Rajoy y Zapatero, que con De Lorenzo y Álvaro Cuesta. La gente vota opciones de gobierno. En un ambiente tan tenso como el actual, con el debate político trufado de ideología (nacionalismos, aborto, etcétera) la aportación de los candidatos provinciales es casi simbólica.