Eduardo Zaplana renuncia a seguir de portavoz del PP en la Cámara baja y comunica su decisión de convertirse en simple diputado. La intención de Rajoy de presentarse a la reelección en el Congreso del PP, con “su propio equipo”, se interpretó como un anuncio de cambio de los principales responsables institucionales y orgánicos, lo que ha provocado la decisión de Zaplana anticipándose al previsible relevo.
El cargo de portavoz en el Congreso de los Diputados es muy relevante en el esquema de poder de los partidos, pero no hasta el punto de punto de marcar toda la estrategia. Por ejemplo, si los socialistas relevan a Diego López Garrido, del puesto de portavoz, no significa que cambie la política del Gobierno de Zapatero. La decisión de Zaplana sólo sería realmente trascendente si preludiase un cambio en la estrategia del partido de la oposición. ¿Se dará este cambio?
Creo haber escrito alguna vez que la superación de la dialéctica de enfrentamiento entre el PSOE y el PP sólo llegaría de la mano de la mayoría absoluta de uno de los partidos y el hundimiento del otro. Ya ocurrió algo así en el año 2000, cuando el PP logró 183 diputados y el PSOE se quedó en 125. Aznar cortó de raíz su relación con los grupos nacionalistas, con los que había pactado la cesión de impuestos, la supresión de la mili obligatoria o la creación de los órganos portuarios gestionados por mayoría de las comunidades autónomas. Igualmente, los socialistas cambiaron de estrategia y la llegada de Zapatero significó durante dos años una dulcificación sin precedentes de la política de oposición. No estamos en esa situación. Zapatero ha tenido un triunfo muy importante, superior al que auguraban las encuestas, pero depende de los socialistas catalanes, en mayor medida que antes, y los socialistas vascos han ganado peso. El debate territorial seguirá gravitando durante todo el mandato. Mariano Rajoy ha sufrido una derrota clara, pero el PP tiene 154 diputados, un número de escaños del que nunca había gozado el partido de la oposición. Reconozco que no está el asunto del 11-M enturbiándolo todo, como hace cuatro años, pero me inclino a pensar que el mandato será un continuo toma y daca, con algunos acuerdos para maquillar el enfrentamiento.