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Juan Neira

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LAS COSAS DE COMER

El presidente Areces dice que no hay elementos para hablar de crisis, pero que ante la desaceleración económica el Gobierno regional va a activar la licitación de obra pública para desarrollar los proyectos que están previstos.

La discusión entre crisis y desaceleración económica es una herencia de la batalla electoral, un tiempo en él que se utilizan conceptos sesgados para cautivar al electorado; el Gobierno de Zapatero trató de edulcorar los datos de la realidad mientras que la oposición pintaba el horizonte con negros nubarrones. Las discusiones políticas pierden interés cuando se descubre que son puramente semánticas, y eso es lo que ha pasado. Cada mes que transcurre se rebajan las expectativas de crecimiento, crece el desempleo y se mantiene alta la inflación. Lo importante es analizar esa realidad y a partir de ella que cada cual la nombre con el eufemismo que mejor le parezca. El Gobierno central ha lanzado un plan anticrisis cuantificado en 24.200 millones de euros, en dos años, 10.000 de ellos se emplearán en el presente ejercicio. En ese plan no es todo positivo, porque está incluida la devolución de 400 euros para 16 millones de contribuyentes sin discriminar a los perceptores de rentas más altas: una forma demagógica de tirar por la ventana más de un billón de las antiguas pesetas.

Desde Asturias, el Gobierno regional también quiere cooperar en reanimar la actividad económica agilizando las licitaciones de obra pública. Las intenciones son buenas, pero como el dinero no estira tanto como las palabras, todo puede quedar en un mero enunciado desiderativo. Quiero decir que la única forma de activar, a corto plazo, la economía productiva es inyectándole nuevos recursos y para eso hace falta la aprobación de la Junta General del Principado porque estamos en prórroga presupuestaria. A finales del pasado año, Serafín Abilio, presidente de los constructores asturianos, advirtió que la prórroga presupuestaria suponía infringir unas pérdidas de un 30% para el sector. Pues bien, en ese escenario estamos; así que ahora que la crisis o desaceleración económica es más evidente que unos meses atrás, se puede apreciar lo frívolo que resulta jugar con las cosas de comer desde el Parlamento.

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por JUAN NEIRA

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