Ovidio Sánchez ofrece negociar, sin condiciones, los presupuestos del Principado al Gobierno regional y a la dirección del Partido Socialista. El presidente del PP se acoge al contexto de crisis económica para decir que es preciso conseguir un alto grado de apoyo parlamentario para las cuentas regionales. La iniciativa de Ovidio Sánchez llega después de que el PSOE e IU anunciaran la apertura de un proceso de negociación para formar gobierno.
El líder del PP decidió hace unas semanas romper un pacto con el PSOE sobre la reforma del Estatuto de Autonomía, cuando estaba prácticamente cerrado. El acuerdo, trabajado por Lastra y Aréstegui durante meses, sólo estaba pendiente de una cuestión: la ley de capitalidad. La presión de Gabino de Lorenzo para que se incluyera su reivindicación localista había impedido cerrar el trabajo de la ponencia estatutaria. Cuando estaban así las cosas, Ovidio Sánchez decidió dar un giro y bloquear la reforma del Estatuto de Autonomía, aduciendo, como pretexto, la disposición del PSOE a negociar un gobierno de coalición con IU.
Dejar en vía muerta una iniciativa parlamentaria de tanto calado como la reforma del Estatuto sólo es admisible si se basa en discrepancias sobre esa norma, no siendo de recibo dar la espantada por causas ajenas y artificiosas. En las diferentes comunidades autónomas el PP ha apoyado algunas reformas de estatutos y se ha opuesto a otras, pero en ninguna se retiró con pretextos fútiles después de haber consensuado con el PSOE la práctica totalidad del nuevo texto. Tras una actuación tan frívola, el líder del PP ofrece negociar los presupuestos, cuando sabe perfectamente que el PSOE no va a tomar en consideración su oferta.
La propuesta de Ovidio sobre los presupuestos es un complemento de su dedicación a otras tareas, como la de ganar la primera batalla precongresual a los críticos. Un día se dedica a la pelea interna que libra el aparato regional contra los discrepantes y al otro muestra su perfil de líder preocupado por la gobernabilidad de la región. En mayor o menor medida, todos los políticos hacen ese tipo de operaciones, pero en este caso resulta muy forzado, porque no se puede hablar de iniciar un pacto sobre los presupuestos cuando se acaba de romper la reforma del Estatuto.