Juan Morales resolvió sus dudas presentándose como candidato a presidir el PP regional, respaldado por 670 firmas. Dos razones tenía el ex portavoz del PP en la Junta General del Principado para dar ese paso: la presión de sus seguidores, hartos de militar en un partido resignado a las derrotas electorales, y la experiencia personal de los últimos cuatro años como adjunto a las vicepresidencias del PP regional, un cargo vacío de contenido, creado por Ovidio Sánchez con la única finalidad de tenerle integrado en las filas del oficialismo. El paso dado por Juan Morales no comporta riesgos, ya que en caso de no presentarse como candidato quedaría convertido en un militante de base. De esta forma, con sacar un porcentaje significativo de votos en el congreso, quedará convertido en polo de atracción de todos los descontentos con Ovidio Sánchez.

Pilar Fernández Pardo, la dirigente que más inquietaba al oficialismo, ha optado por no presentarse como candidata. El hermético silencio guardado por la diputada gijonesa había creado cierta expectación ante su posible candidatura; al final, tras el desencuentro sufrido en la reunión de Perlora con los seguidores de Juan Morales, optó por no plantar batalla contra Ovidio Sánchez. El Congreso del PP cobra una nueva perspectiva con la presentación de dos candidaturas. Un primer paso será la lucha de los dos candidatos por llevar el máximo número de compromisarios a la cita congresual. La organización del cónclave no será un trámite burocrático, sino un pulso entre el aparato del partido y Juan Morales. ¿Ayudará el todavía secretario general, René Álvarez Saavedra, a Juan Morales?

La presentación de dos candidatos es buena para todos, porque la imagen de Ovidio Sánchez no saldría reforzada con una presidencia sin alternativas. Desde Gabino de Lorenzo hasta los militantes de base, las críticas hacia el liderazgo de Ovidio Sánchez fueron recurrentes durante estos años. Malo sería que en las jornadas del congreso esos descontentos no fuesen canalizados a través de una alternativa de poder. Juan Morales ha dado un golpe de efecto al presentar 670 firmas, casi 200 más que Ovidio Sánchez. El aparato hacía gala de contar con 1.300 avales, pero a la hora de contar resultaron muchos menos. Primera sorpresa.