La negociación del PSOE e IU para la formar gobierno ya ha finalizado. A lo largo de la jornada de ayer el estado mayor de IU se reunió con sus socios de coalición (Bloque y Verdes), y a la tarde comparecieron ante la prensa Javier Fernández y Jesús Iglesias para decir que empezaba la negociación formal entre las dos fuerzas, tras haberse superado los escollos que surgieron en la fase de contactos informales. Así expresado puede parecer una secuencia contradictoria, pero responde a la ‘hoja de ruta’: negociación secreta entre cuatro dirigentes, bajo la denominación de «contactos informales», y una vez cerrado el acuerdo reunión de las dos delegaciones (una docena de representantes) para hacerse la foto y dar la apariencia de una negociación convencional. Para entender un formato de negociación tan atípico, en que se llama principio a lo que es final, hay que remitirse a lo ocurrido en el mes de junio del 2007, cuando se abrió el abanico de la negociación a diez o doce personas, haciendo valoraciones públicas sobre el proceso tras cada jornada de trabajo. Aquel intento terminó en fracaso y ahora se cambió de método para llegar al acuerdo.
El formato de negociación lo impuso el PSOE que fue el partido que lanzó la oferta de diálogo. A IU le interesaba el acuerdo, y le hubiera valido un método de diálogo transparente o uno opaco, con tal de corregir el error cometido al principio de la legislatura. Cuando ya había acuerdo sobre el reparto de consejerías surgió un contratiempo con el famoso geriátrico de Sotrondio y la negociación salió a la superficie. En esta etapa final de la negociación, IU logró tomar la iniciativa e imponer algunas cuestiones que consideraba claves, como un mayor incremento presupuestario (7,6%) o el mantenimiento del carácter público para los geriátricos de un tamaño relevante. El juicio que nos puedan merecer estas cuestiones no tiene importancia, porque lo verdaderamente relevante es que IU ha logrado poner cláusulas de obligado cumplimiento. Si el PSOE hizo lo mismo es algo que no consta, y en político sólo cuenta lo que se ve.
Muy pronto escribiremos en estas líneas sobre el nuevo gobierno, pero tan importante como su composición son las premisas del pacto: más déficit público y más tinglados a lomos de los presupuestos.