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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EUROPA, LA FE EROSIONADA

Los pronósticos sobre la participación en las elecciones europeas anuncian un récord en abstención. En todos los países de la UE hay una escasa predisposición a acudir a las urnas, siendo en España donde esta tendencia se vuelve más extrema al situarse en un 28% la previsible movilización del electorado. Para explicar este fenómeno se tira de tópico: hastío de los políticos. Sin embargo, hay razones de peso para que los ciudadanos vivan las elecciones europeas con especial lejanía.
Lo acontecido en los últimos cinco años ha erosionado la fe en Europa. Hemos participado en un referéndum constitucional que no ha servido para nada, porque los franceses y los holandeses rechazaron el proyecto de carta europea. España podía haber apoyado el proyecto de Constitución a través de las Cortes Generales, pero el Gobierno quiso involucrarnos a todos, y al final resultó una cita frustrada.
Fondos
Más grave es aún lo acontecido con la ampliación de la UE a veinticinco socios, que con Bulgaria y Rumania se convierten en veintisiete. El Gobierno de Aznar aceptó que se realizara la ampliación sin que los llamados hasta entonces, «países de la cohesión» (España, Irlanda, Grecia, Portugal), tuvieran una cláusula que salvaguardara parcialmente sus expectativas financieras, al quedar estadísticamente enriquecidos con la entrada de diez países pobres. Luego, Zapatero fue incapaz de explicar la particular problemática española y la aportación europea a nuestra economía cayó bruscamente. Por fondos de cohesión, España pasó de recibir 18.000 millones de euros a tener que conformarse con 3.250. En cuanto a Asturias, la pérdida de fondos estructurales o regionales, fue histórica, al pasar de 1.331 millones de euros a 591 millones: ¡Un 64% menos! Sólo Castilla y León conoció un retroceso mayor.
El ciudadano medio puede que no tenga un conocimiento detallado de la política comunitaria, pero sí tenía asimilado que la entrada de España en Europa respondía a la ley del trueque: competencia de las multinacionales europeas en el mercado español a cambio de recibir financiación para las inversiones públicas. A partir del año 2007 la financiación europea tiende a ser residual.
Leche
A esa realidad estructural se sumaron los errores de la UE, que convierten en ateo al militante europeo más fervoroso. La política agraria común había quedado blindada de los avatares de la ampliación, merced al acuerdo franco-alemán. Sin embargo, la Comisión Europea decidió incrementar la cuota láctea, produciendo un exceso de oferta que compromete, como nunca, la viabilidad de las explotaciones ganaderas asturianas. Ningún sector productivo asturiano conoció una reconversión tan profunda como la del campo. Ahora, cuando ya se había logrado un tamaño relativamente competitivo (200.000 kilos al año cada explotación) llega el hundimiento de precios por debajo del coste de producción. La zozobra de los ganaderos pone en riesgo el sector agroindustrial, que tiene una importante implantación en nuestra región gracias a la proximidad de las explotaciones ganaderas.
Pocas cosas han fomentado tanto el euroescepticismo como la incapacidad de la UE para dotarse de un plan común ante la crisis económica. Mientras Obama tomaba decisiones para rescatar a los bancos americanos de la quiebra, alemanes, franceses, españoles e italianos se negaban a unir sus fuerzas. Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que la única referencia sólida para los europeístas es el euro, una moneda controlada por el Banco Central Europeo: un organismo autónomo que no rinde cuentas ante las autoridades comunitarias.
Políticos
Para entender la apatía del electorado hay que añadir el elemento subjetivo, formado por la Eurocámara y los aspirantes a renovarla. En Estrasburgo no hay una mayoría roja ni azul, sino un conjunto de concomitancias nacionales, que se hacen y deshacen según la temática a debate. ¿Alguna vez se habla de una legislatura con mayoría socialdemócrata o con mayoría conservadora-liberal? Y el problema más grave: de la Eurocámara no emana ningún gobierno. Si en algún sitio aparece claramente el déficit político de las instituciones europeas es en las competencias limitadas de su Parlamento.
A un Parlamento especial le corresponde un tipo de político particular, como los que encabezan las listas europeas. En los últimos diez años han estado al frente de las dos principales candidaturas, Loyola de Palacio, Rosa Díez, Mayor Oreja, José Borrell y Juan Fernando López Aguilar. Cuatro ex ministros y una ex consejera del Gobierno vasco. Si exceptuamos la particular peripecia política de Rosa Díez (de la socialdemocracia al transversalismo), nos encontramos con políticos en trance de rellenar el currículo.
Dejo para el final lo más esperpéntico de todo: los discursos electorales. Es imposible distinguir entre las campañas europeas y las campañas nacionales: iguales argumentos, repetidos insultos. Y cuando se conocen los resultados, los análisis se realizan en clave nacional: «Aguanta el PSOE», «remonta el PP», «IU no desaparece».
La Unión Europea no fue el producto de un movimiento de masas. Todos los avances vinieron por el liderazgo de sus elites. El tratado de Maastricht es el mejor ejemplo. En la actualidad, la Europa política es un páramo, donde se dan la mano Berlusconi y los neonacionalistas. Sin líderes, el electorado se dispersa.

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por JUAN NEIRA

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