El Principado va a incrementar la aportación a los ayuntamientos, pese a la escasez de recursos públicos debida a la crisis económica. Entre los programas de los que se beneficiarán los municipios está el llamado fondo incondicionado, que consiste en repartir dinero entre los consistorios según unos criterios objetivos. Estas ayudas están pensadas para los municipios de menos de 40.000 habitantes, que en Asturias son todos, con la excepción de Gijón, Oviedo, Avilés, Siero, Langreo y Mieres. Hasta hace un par de años, los fondos del Principado estaban vinculados a unas metas que previamente fijaba el propio Gobierno regional, lo que constituía un agravio a la autonomía municipal.

El Principado ha fijado como criterios objetivos de reparto los mismos que demanda para el modelo de financiación autonómica: orografía, vejez y dispersión de la población. Se trata de una decisión bien intencionada, pero no me parece acertada. Una cosa es el sistema de financiación autonómica y otra las ayudas del Principado a los ayuntamientos. En la financiación autonómica se trata de implantar un modelo que garantice la suficiencia económica en la gestión de los servicios públicos, sobre todo en la sanidad y la educación. Sin embargo, en las ayudas a los ayuntamientos debe jugar un papel muy importante el componente inversor, porque los municipios pequeños apenas tienen capacidad para acometer obras y dotarse de equipamientos. No creo que la vejez o la orografía tengan nada que ver con la construcción y el mantenimiento de una piscina. Los planes de empleo tampoco se rigen por esos principios, porque un municipio con un amplio porcentaje de población juvenil necesita más ayudas que uno envejecido, con la mayor parte de su población convertida en clases pasivas.

Los sindicatos quieren que el Principado acometa un plan de inversiones en los ayuntamientos, que repita a escala reducida los objetivos del plan de Zapatero, que tanto ha reanimado la actividad municipal. Es probable que en la revisión del pacto social (ACEBA) se haga un hueco para esa iniciativa. Hay que tener mucho cuidado con esta propuesta, porque no es aceptable un plus de inversión a costa de otra vuelta de tuerca al endeudamiento. Los discursos ‘progres’ de la sostenibilidad deberían traerse a colación en ocasiones como ésta.