Basta hablar con media docena de afiliados de Foro para percatarse de que la militancia del partido se encuentra en estado de shock tras conocer la renuncia de Álvarez-Cascos a encabezar la candidatura autonómica. No lo han digerido. No tienen respuestas ni saben hacerse las preguntas correctas. Predomina un difuso sentimiento de duelo, de desamparo, de orfandad, de naufragio, tan respetable como inútil para hacer política. Cotejan nombres y ninguno les convence para liderar la batalla electoral. Cualquier candidato palidece al compararlo con Cascos, así que la búsqueda siempre es infructuosa. Por sus lamentos podría deducirse que el problema de Foro consiste en encontrar un hombre o una mujer capaz de ponerse al frente del grupo. Siempre que se reducen las dificultades colectivas a nombres propios se oculta, de forma deliberada o inconsciente, los verdaderos problemas. Excesiva dependencia y cierta inmadurez es el poso de media docena de conversaciones. Quizás las bases de Foro hayan cultivado la dualidad que versificó Antonio Machado, “Que se divida el trabajo: / los malos unten la flecha; / los buenos tiendan el arco”. Es hora de que dejen de hacer labores rudimentarias, como preparar las flechas para el arquero.

Las circunstancias son adversas porque las elecciones están a la vuelta de la esquina; sólo los partidos de la Comunidad Autónoma de Madrid tienen un problema tan grave con la cabecera del cartel electoral. Aun con todo, la labor que tiene por delante Foro es más ardua, ya que es necesario que el elegido o elegida suscite consenso interno, mientras que los socialistas o populares madrileños se limitarán a buscar el cromo adecuado para vender la mercancía en las urnas. La cohesión en el PSOE o en el PP es fruto de decenas de años de actividad política, con varias legislaturas ocupando el poder. En un partido reciente, como Foro, la argamasa del grupo es forzosamente de otra naturaleza. Como considero que este es un asunto central para la actual situación, lo trataremos con más amplitud uno de los próximos días.

En el Partido Popular la satisfacción es palpable. Para un cohibido y zarandeado PP la noticia de no tener que volver a competir en las urnas con su bestia negra es un alivio. Para los socialistas la noticia también es excelente, porque la estrategia bipartidista gana terreno ante la estrella emergente de Podemos. ¿Sabrá encontrar Foro su papel en ese escenario?