La consternación causada entre los afiliados de Foro por la renuncia de Álvarez-Cascos a ser candidato a la Presidencia del Principado discurre en paralelo a la incapacidad para buscarle sustituto. Ningún dirigente sirve de recambio. El sentimiento de orfandad es generalizado. Unos y otros intercambian opiniones en una improvisada terapia de grupo, sin hallar respuesta a sus males.
En ese contexto se produjeron tres reuniones sorprendentes. La junta de fundadores (grupo de afiliados que fueron en 2011 al notario para registrar la constitución de Foro Asturias), el grupo parlamentario de Foro y los nueve alcaldes. En apenas 48 horas se reunieron los tres grupos de notables, con desconocimiento del resto de afiliados, para llegar a conclusiones diversas. Los socios fundadores se negaron a aceptar el abandono de Cascos y pidieron que se mantuviese como presidente y candidato electoral. Los diputados propusieron, por unanimidad, a su compañera Cristina Coto como presidenta de Foro y cabeza de lista para los comicios. Los alcaldes, por su parte, exigieron que sea Cascos el candidato autonómico y rechazaron, también por unanimidad, la opción de Cristina Coto, planteando que en caso de negativa definitiva de Cascos sea el concejal de Empleo del Ayuntamiento de Gijón, Fernando Couto, el hipotético presidente de Foro.
Corolario: Aunque las reuniones fueron promovidas por el aparato del partido, el resultado no sirvió para avalar la conveniencia del relevo, sino para poner altavoz al sentir de la militancia que quiere a Cascos liderando la batalla electoral.
Llegados a este punto el mayor error que se podría acometer sería ponerse de espaldas al deseo de las bases y afrontar un congreso en clave de guerra de avales, porque cualquier resultado que no fuera el liderazgo electoral de Cascos implicaría caminar hacia las urnas con el partido dividido y la pérdida de relevancia de la oferta electoral. El jueves surgió la noticia del cambió de liderazgo y la semana se cierra con la pérdida de cohesión del grupo.
COHESIÓN
En este punto conviene detenerse un momento. Los partidos grandes tienen dos ventajas sobre los pequeños en materia de cohesión interna. En caso de conflictos pueden cortar por lo sano, ya que una enfermedad local o regional no daña excesivamente al conjunto. El mejor ejemplo son las escasas consecuencias que le trajo al PP nacional la serie de divisiones, errores y derrotas del PP asturiano. En un partido pequeño todos los órganos son vitales, estando contraindicado el uso del bisturí.
Segunda razón: la unidad de los partidos grandes, PSOE o PP, se basa en compartir, disfrutar o gestionar intereses materiales que crean expectativas entre gran parte de los afiliados. Una verdad incómoda que no se debe ocultar. Los partidos pequeños se mantienen en la medida que plantean argumentos distintos y son útiles a la sociedad. Ese rasgo diferencial unas veces es el nacionalismo o el ecologismo. ¿Cuál fue en el caso de Foro?
Si Foro fuese fundamentalmente el resultado de un desencuentro entre Rajoy y Cascos no haría falta perder el tiempo buscando el candidato adecuado, porque cualquiera valdría para encabezar la lista, ya que la propia candidatura tendría un papel residual.
A otra conclusión muy distinta se llega si se acepta que Foro nació para resolver un problema específicamente asturiano: la falta de alternativa al poder socialista. Foro es fruto de una rebelión cívica contra un apaño organizado por los dos grandes partidos asturianos, consistente en alimentar un sistema político en que las elecciones no pasaban de ser un formalismo porque siempre gobernaban los mismos frente a los de siempre. Un sistema en que PSOE y PP se pasaban mandatos enteros llevándose retóricamente la contraria y coincidiendo, curiosamente, en una sola cosa: construir una incineradora de 300 millones de euros. Otro “Huca” para los desperdicios.
Aunque en el propio gobierno no había acuerdo -IU discrepaba con los socialistas-, Ovidio Sánchez hacía política de Estado con el PSOE. Por esa razón prendió el discurso de Cascos y Foro ganó las elecciones.
DISCURSO
¿Qué es la renovación? ¿Por qué en el año 2011 Cascos, con 64 años, representaba lo nuevo, e Isabel Pérez-Espinosa, con 44 años, ejemplificaba lo viejo? Por el discurso que señalaba el mal que atenazaba la región.
No existe renovación sin un nuevo discurso. Un físico atractivo de treinta años, con dos titulaciones universitarias debajo del brazo, soltando la perorata de siempre está condenado al fracaso. Frente a lo que dice Javier Fernández, a Pablo Iglesias la coleta no le daría ni un voto sino fuese acompañada del discurso de los indignados, de la lucha contra los desahucios, etcétera.
Hay dos aspectos que Foro debería afrontar como grupo de centro-derecha que pretende cuestionar el statu quo asturiano. El giro hacia la izquierda de las “tres izquierdas”, que puede crear problemas a los ciudadanos y repliegue empresarial, y la corrupción. Es absurdo perder cohesión interna por imponer simples cambios de rostros.
Las arrugas no espantan a nadie en una sociedad tan envejecida como Asturias. El hastío proviene de la permanencia en el cargo de gente que sólo habla para mentir. Ensayar un triple salto mortal a noventa días de las elecciones es el mayor favor que se lo podría hacer al bipartidismo.