Los principales partidos asturianos (PSOE, Foro, PP, IU, Podemos, Ciudadanos y UPyD) van a gastar, en conjunto, un millón de euros en la campaña electoral. PSOE y Foro tienen un presupuesto de 300.000 euros. El PP, partido de gobierno en España, se conforma con 200.000. Podemos prevé un gasto de 140.000, e IU se queda en 100.000. Para finalizar, las dos ofertas “low cost”: Ciudadanos, con 15.000 euros, y UPyD, que debe andar por los 2.200 euros. Los dirigentes del partido de Rosa Díez dicen que el presupuesto para toda España es de 100.000 euros, así que aplicando el porcentaje que corresponde a Asturias, sale como resultado los 2.200 euros.
Se trata de cantidades presupuestadas, una mera previsión, en su día se conocerá la cifra real de gasto. Los partidos reciben subvenciones por los votos que reciben y por los escaños que sacan; como esta vez todo indica que habrá más partidos que nunca en la Junta General del Principado, la subvención a recibir por cada grupo será más baja. Una razón objetiva para hacer un presupuesto más modesto. Las cuentas de los partidos están auditadas, pero pese a todos esos datos no me creo que la suma de las campañas de los siete grupos no supere el millón de euros. Si la Administración asturiana no es austera, como lo prueba el hecho de que el Principado sea la comunidad autónoma en que más aumentó el gasto corriente en la última década, los partidos que la gestionan no pueden ser muy diferentes. Aquí se lleva gastar, endeudarse y “tira p’alante”, famosa expresión que se convirtió en el lema de Gabino de Lorenzo durante los veinte años que gobernó en la capital del Principado. Si se gasta más de lo previsto carece de importancia. Si votan los cubanos por correo, qué más da. No importa que no sean asturianos, con tal de que añoren la madre patria. Todos son presuntos inocentes. Aquí nadie rompe un plato. Los teóricos rivales son cómplices de las fechorías y el público queda a dos velas sin enterarse de la fiesta.
Si Ciudadanos, con 15.000 euros, logra hacerse con un número elevado de escaños, las campañas electorales quedarán en solfa. Quedará demostrado que de nada sirve llenar las vallas urbanas -y no tan urbanas- de fotos con la cara sonriente de los cabeza de lista, si un grupo que sólo tiene en Asturias un dirigente conocido (Ignacio Prendes, número dos de la lista autonómica), y con una financiación propia de un festejo escolar, consigue convertirse en partido revelación.