En un acto electoral, Álvarez-Cascos cargó contra Pedro Sánchez. Del secretario general del PSOE destacó la mentira pronunciada en el mitin gijonés del pasado viernes, cuando dijo que los socialistas nunca pactarán con el PP, pese a llevar cuatro años ininterrumpidos de alianza bipartidista en Asturias. Unos días antes de empezar la campaña, la dirección socialista mostró su disposición a llegar a acuerdos con todos los partidos, menos con Bildu y el PP. Un titular de impacto que muestra la desfachatez y el sectarismo de la plana mayor del socialismo. Es una barbaridad poner en pie de igualdad a los representantes del nacionalismo radical vasco y al PP. Los dos grandes partidos nacionales deben tener permanentemente abierto un canal de diálogo. Asuntos, como la reforma de la Constitución, que tan machaconamente cita Pedro Sánchez, sólo se podrán llevar a cabo con un acuerdo previo de los dos grupos. En términos más inmediatos, la investidura de Susana Díaz, como presidenta de Andalucía, tal vez sólo sea viable negociando la abstención del PP, así que el rechazo de este partido por parte del líder socialista sólo puede explicarse por dos razones: una reminiscencia del Pacto del Tinell o mercancía electoral. Va a ser esta última.
En Asturias, el descarte del Partido Popular, como pareja de baile, resulta una broma de mal gusto, ya que la estrategia de Javier Fernández se basó en una alianza de los dos grandes grupos contra Foro, que hizo las veces de intruso en la fiesta. PSOE y PP compartieron el mismo objetivo en las dos últimas legislaturas, al volcar todos sus esfuerzos en recuperar el escenario político que había antes de las elecciones de 2011, ganadas por Foro. En el pasado mandato, cuando el presidente Javier Fernández quedó aislado, el PP le dio el oxígeno que le faltaba, aprobando créditos extraordinarios para dulcificar la imagen de un presupuesto prorrogado; hace cinco meses aprobaron, ambos grupos, el proyecto de presupuestos de 2015. Es la primera vez, en mucho tiempo, que un partido de oposición daba el visto bueno a las cuentas de un gobierno cuando faltaban unos meses para los comicios. El PP sabía que estas actuaciones le iban a restar votos, pero antepuso respaldar al PSOE a sus intereses como partido. Las dos verdades que trata de ocultar Javier Fernández son la alianza secreta con el PP y el recorte de gasto social en línea con Rajoy. De ahí la cortina de humo de Pedro Sánchez.