Mitin socialista en Avilés, con Susana Díaz como estrella invitada. La presidenta andaluza encandiló al público con un discurso primario, muy sencillo, de cierre de filas socialista frente al gran mal que es la derecha. Según la lideresa andaluza, la sanidad y la educación públicas, así como los servicios sociales, son un logro de los socialistas que corren peligro en las comunidades gobernadas por el PP, dada su afición a poner en manos privadas los servicios públicos. Para Susana Díaz, Asturias y Andalucía son el ejemplo de que hay otro modelo alternativo al del PP. La mayor parte de las cosas que dijo son rebatibles, porque el modelo de Estado de Bienestar es muy semejante en casi todas las comunidades autónomas. Es cierto que en algunas regiones, como Madrid o Valencia, hay modelos de gestión basados en el concierto con la iniciativa privada, pero no se puede hablar de una España con servicios públicos gobernada por la izquierda y otra en manos privadas administrada por la derecha. Los servicios públicos no son una creación socialista. En descargo de la lideresa hay que reconocer que hablaba en un mitin electoral, que es un tipo de ceremonia presidida por la exageración y la tergiversación.
Voy a lo fundamental. Susana Díaz empezó la jornada reuniendo al grupo parlamentario para levantar la moral de la tropa antes de empezar la tercera votación de investidura, con toda la oposición unida en el rechazo. Tras el fracaso cantado el Parlamento, realizó declaraciones, cogió el avión y se vino a mitinear a Avilés, una villa donde no se le perdió nada, para apoyar a Javier Fernández, un dirigente socialista con el que tuvo muchas más discrepancias que coincidencias. Todo ello lo hizo en unas circunstancias especiales, va a cumplir 41 años y espera su primer hijo para el próximo mes de julio. Una persona así es una fuerza de la naturaleza. ¿Es imaginable que alguien del Gobierno asturiano fuera capaz de tener una agenda de trabajo semejante? Es evidente que no. El contraste entre la energía de Susana y la pasividad de nuestro Gobierno es tan acusado como entre el blanco y el negro.
Siempre estoy atento a las declaraciones de Susana Díaz, aunque no recuerdo haberle escuchado nada especialmente reseñable. Sale en miles de fotos abrazada con “gente”, como diría Errejón. Pese a la vacuidad de su discurso, entiendo que arrastre a cientos de miles de personas por su actitud vital.