Desde el PP se levantan algunas voces (Feijóo) llamando al entendimiento con el Gobierno, pero Pablo Casado descarta la abstención. La mejor solución para España sería el acuerdo entre PSOE, PP y Ciudadanos. No hablo de un gobierno tripartito, sino de un consenso básico sobre el programa que le tocaría desarrollar al Gobierno socialista. Desde el acuerdo de las fuerzas constitucionalistas se puede atajar la deriva independentista y hacer frente a problemas que el actual Ejecutivo socialista no puede nombrar por su debilidad parlamentaria: la montaña de deuda pública que gravita sobre nuestras cabezas, la sostenibilidad de las pensiones o el chorreo de recursos que se pierden por la vía del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para financiar el gasto desenfrenado de la Generalitat catalana.

Con el consenso entre las tres fuerzas se podría hacer política de progreso, alejados de la demagogia que ocupó el Boletín Oficial del Estado durante el último año. Es una cuestión de altitud de miras. Soy consciente de que Pedro Sánchez, desde la oposición, actuó sectariamente y optó por el bloqueo parlamentario que nos hubiera llevado a unas terceras elecciones en un año, si no lo hubieran impedido los barones socialistas. Pero el PP y Ciudadanos no pueden hacer política desde el resentimiento o las ansias de tomarse el desquite. Si no rectifican quedaremos atrapados entre una solución mala y otra peor: pacto Sánchez-Iglesias o nuevas elecciones.