El lehendakari Urkullu ha invitado a los presidentes de Asturias, Galicia y Cantabria a celebrar una reunión en Vitoria para hablar de cuestiones comunes. Entre los asuntos que quiere tratar están las conexiones ferroviarias con Europa, así como las transiciones energética, digital y sociodemográfica. Pese la escasa relación que hubo hasta ahora con los gobiernos vascos, hay que valorar de forma muy positiva la invitación de Urkullu por una simple razón: convoca a las comunidades cantábricas porque el noroeste existe, como ha quedado demostrado en planteamientos demográficos y en corredores ferroviarios.
Es preciso advertir que el dirigente vasco invitó en calidad de presidente de la Comisión del Arco Atlántico, que es una de las comisiones que integran la Conferencia de las Regiones Periféricas Marítimas. Hago esta aclaración para explicar que Castilla y León no ha sido convocada al ser un territorio sin mar, pero desde una perspectiva política el llamamiento de Urkullu se produce porque las regiones del noroeste, cantábricas y no cantábricas, han abandonado la actitud pasiva en la que estuvieron durante décadas; por esa razón el País Vasco está interesado en tantear una posible alianza de toda la cornisa cantábrica en torno a objetivos comunes. El principal tema que le preocupa al Gobierno de Vitoria es el de las conexiones ferroviarias de España y Francia. Presionaron durante años a los gobiernos de Madrid para que les cofinanciaran la ‘Y’ vasca, y una vez aclarada la conexión de las tres capitales vascas por vías de ancho internacional, se encuentran con que el Gobierno de Francia no tiene ninguna prisa en hacer su trabajo; el trazado de la alta velocidad hasta Hendaya no estará acabado hasta el año 2042. Se prevé acabar la ‘Y’ vasca en 2028, así que estará 14 años siendo estación término. Los franceses utilizan esa estrategia en otras redes, como la gasista y la eléctrica, al tener unas conexiones de escasa capacidad. Es un tema conocido desde hace muchos años y de una indudable gravedad. Desde una perspectiva estratégica, la clave para ellos pasa por convertir la Península Ibérica en una isla.
El presidente Barbón debe ir a esa reunión con espíritu constructivo y planteando también nuestras prioridades. Lo que debe entender Urkullu es que las cuatro regiones bañadas por el Cantábrico forman el cuarto territorio del Estado. Y si se suma el noroeste formamos el mayor. Lo que puede hacer la política: convertir las tierras despobladas en la mayor población.