Reunión en Vitoria del lehendakari con los presidentes de Asturias, Galicia y Cantabria. El encuentro es el resultado de una iniciativa de Íñigo Urkullu para tratar sobre las conexiones con Francia, así como de otros asuntos varios, relacionados con las transiciones energética y digital, así como del declive demográfico.
Un orden del día amplio que tiene como cuestión principal, para el presidente vasco, la conexión ferroviaria, por Irún, con Francia. En cuatro o cinco años se acabará de construir la ‘Y’ vasca (Bilbao, San Sebastián y Vitoria comunicadas por alta velocidad, con entradas soterradas en las ciudades) y no tendrá continuidad en Francia. El Gobierno francés ha informado que hasta el año 2042 no llegará la vía de ancho internacional a la frontera con España. La estrategia de aislar a la Península Ibérica en materia energética y de comunicaciones sigue vigente en París. Un golpe duro para el Ejecutivo de Vitoria que aspiraba a convertirse en llave de la principal conexión ferroviaria del Arco Atlántico.
Para presionar al Gobierno francés es necesario hacer ruido ante Bruselas y el efecto sonoro se amplifica si se cuenta con aliados. De ahí la reunión de los cuatro gobiernos de la cornisa cantábrica.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, está a favor de exigir la mayor celeridad para habilitar la conexión por alta velocidad con Francia; también ve bien la mejora del ferrocarril que recorre las cuatro regiones. Quién no va a estar de acuerdo en viajar más rápido, sin embargo, ese proyecto, más allá de las buenas palabras, no está entre los planes del Estado, que de momento se va a concentrar en construir una conexión ferroviaria, a la altura del presente siglo, entre Bilbao y Santander.
El Gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido con esa infraestructura (necesita para su mayoría parlamentaria al PRC de Revilla) y se han hecho gestiones para contar con financiación europea. No obstante, a Barbón lo que más le interesa es reforzar el Corredor Atlántico y, en particular, el ramal del noroeste que une los puertos gallegos y asturianos con el corredor al enlazar en Palencia.
Íñigo Urkullu quiere formar una nueva eurorregión que integre a las comunidades cantábricas con las regiones francesas del occidente. A los nacionalistas les encanta estrechar vínculos territoriales con entes subestatales. Los estados les crean urticaria. Más allá de esa consideración, con la hipotética macrorregión el País Vasco gana centralidad. De momento la idea no pasa de ser un boceto.