Se presentó el Plan de Salud Mental del Principado. En el documento se contempla la contratación de 115 profesionales (psiquiatras, psicólogos clínicos, enfermeras) en los próximos siete años, así como tres nuevos centros de atención sociosanitaria en Gijón, Cangas del Narcea y el Nalón. En el plan se recogen 240 acciones a realizar en compañía de los servicios sociales y educativos. En la presentación se añadió que participaron en la elaboración 500 personas o colectivos.
En los últimos tiempos alcanzó notoriedad en los medios la problemática de la salud mental, con los suicidios juveniles como elemento más desasosegante. La pandemia y las medidas tomadas para evitar los contagios quebraron el equilibrio mental de un mayor número de personas que en años anteriores, teniendo una especial incidencia el aumento de trastornos en jóvenes, adolescentes y niños. A escala nacional, en los primeros meses de la pandemia hubo una disminución importante de las consultas, para pasar a tener grandes incrementos porcentuales: casi un 50% más de trastornos mentales en niños y un aumento del 59% de comportamientos suicidas, tomando como referencia del aumento los datos del año 2019. Ante este panorama aumentó la sensibilidad de la población hacia la cobertura de los servicios de salud mental.
El Principado aborda un plan sobre atención sanitaria con el mismo prisma que cuando encara cualquier otro asunto (carreteras, museos, energías renovables). Prima el enfoque cuantitativo, característico de todas las administraciones públicas al tratar de solucionar los problemas: más personal, más equipamientos, más actuaciones, más redactores del plan. Es una consecuencia de la dinámica presupuestaria, donde el mejor proyecto es el que contiene las cifras más elevadas. Está tan influida la opinión pública por esta perspectiva que la crítica hacia los planes también se realiza en clave cuantitativa, de tal forma que si hubiera diez centros sociosanitarios más, el plan, automáticamente, sería calificado de sobresaliente.
Estoy convencido de que los profesionales habrán analizado con acierto los variados aspectos que comprende el plan. Se me ocurre pensar que una población progresivamente envejecida cambia el panorama de la salud mental (depresiones, demencias, maltrato, síndrome confusional). También, una sociedad del ocio, con más subsidios, pero menos empleo, daña la autoestima del personal. No todo se resuelve con dosis más altas de lo ya conocido.