El Partido Popular va a presentar una moción en la Junta General del Principado y los 78 ayuntamientos asturianos, para debatir sobre la petición de amnistía liderada por Puigdemont para los independentistas que están procesados por participar en la asonada acaecida en Cataluña en octubre de 2017. Los populares quieren forzar a los socialistas a definirse sobre la amnistía. Diego Canga, portavoz parlamentario del PP, dirige las críticas hacia el presidente del Principado: «Barbón prima el interés del PSOE sobre el de Asturias y el de España, haciendo seguidismo de Pedro Sánchez». Álvaro Queipo, secretario general de la organización asturiana, afirma que la cuestión de la constitucionalidad de la medida de gracia nos atañe a todos, porque están en juego la Constitución, la estabilidad de las instituciones y la democracia.
Parece que el PP está despertando tras un verano que no fue muy provechoso para sus posiciones. No lo afirmo pensando en Canga o Queipo, sino en Feijóo. Le costó cerrar el asunto de las alianzas con Vox; de cara a la sesión de investidura pretendió hacer una ronda de contactos con los portavoces, excluyendo a Bildu, pero incluyendo al partido de Puigdemont, que es hoy en día la mayor amenaza para nuestro sistema constitucional, logrando sembrar el desconcierto en el electorado del centro-derecha. Ahora, por fin, con la anticipada luz del otoño, asume la responsabilidad nacional de denunciar el intento espurio de hacer pasar la amnistía como una medida que encaja en el marco constitucional. Es bueno que se debata de ello en parlamentos y ayuntamientos, porque lo que está en juego es la vigencia de la Carta Magna. Antes de los comicios del 23 de julio se decía que nos jugábamos mucho en la cita con las urnas, sin saber que donde verdaderamente nos lo jugamos es en la negociación del Gobierno con Puigdemont.
Adrián Barbón recita el guion de la negociación política: en toda negociación hay que hacer cesiones, hay que pagar un precio. Y añade: cualquier acuerdo que encaje en la Constitución y desbloquee la investidura para dar paso a un Gobierno que suba las pensiones y el salario mínimo, defienda los derechos de las mujeres y refuerce la sanidad pública contará con su voto. Un gobierno que haga todo eso tendrá muchos votos, pero lo que está en discusión no es el programa general de Sánchez, sino un punto concreto, la amnistía. El olvido para siempre de las tropelías. Puigdemont convertido en niño de Primera Comunión, dispuesto a gritar: «Ja sóc aquí».