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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA NATALIDAD ES LA CLAVE

Los datos sobre nacimientos en los primeros ocho meses del año muestran que hubo un descenso del 9,5% sobre el pasado año. Extrapolando los datos a todo 2023, nos encontraríamos con que habría menos de 4.600 nacimientos al acabar el presente año. Esa cifra significa que nacerán unos 200 bebés menos que el año en que hubo un registro más bajo. De confirmarse la tendencia se cumplirían cuatro años, una legislatura, por debajo de los 5.000.

La opinión pública asturiana ya ha interiorizado que el declive demográfico es un grave problema para nuestra comunidad autónoma. La falta de jóvenes que puedan tomar el relevo de los que se jubilan en fábricas y oficinas produce un daño incalculable. Lo mismo cabe decir de una población con la media de edad alta, donde hay casi tantos jubilados como trabajadores en activo, que provoca mucho gasto sanitario y otro tanto en gasto social (empezando por las pensiones), sin aportar nada a la producción y con un saldo negativo en Seguridad Social: se cobra mucho más de lo que se ingresa. Un territorio de viejos no anticipa un futuro halagüeño y en esas estamos. En medio de este panorama desolador conocimos hace unas semanas un dato muy positivo, al crecer el número de residentes en Asturias nacidos en el extranjero. Hay 98.000 ciudadanos asentados en nuestra región que llegaron de fuera de España. Los inmigrantes suponen ya el 9,8% de la población asturiana, mientras que veinte años atrás eran solo el 3%. El aumento de inmigrantes lleva consigo otro factor añadido, el aumento de la natalidad. Es un hecho que los inmigrantes, mayoritariamente de Latinoamérica y África, son mucho más proclives a tener descendencia que los españoles. El 1 de julio había 895 personas más que al empezar el año. Estamos en 1.007.518 ciudadanos censados, evitando caer por debajo de la cifra psicológica del millón de habitantes.

Sin pretender desdeñar el peso que tienen los inmigrantes en la evolución demográfica de Asturias, lo cierto es que para que haya un crecimiento de la población estable y a largo plazo, debe crecer la tasa de natalidad en la región. Pensar que vamos a invertir la curva demográfica con la llegada de inmigrantes es confundir deseos con realidad. La inmigración se concentra mayoritariamente en las grandes ciudades, que es donde hay más empleo. Asturias no es una tierra que se caracterice por la creación de puestos de trabajo, así que puede haber crecimientos coyunturales, pero no una tendencia a largo plazo. El Principado entendió que el aumento de la natalidad era la pieza clave en la lucha contra el declive y, en consecuencia, aprobó unos incentivos importantes que llegan hasta los 2.200 euros por hijo en los concejos con riesgo de despoblación. Ahora le toca dar a conocer los resultados, entrando en el detalle por concejos.

 

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por JUAN NEIRA

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