>

Blogs

Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA PERIPECIA DE CANGA

Cuando se habla del distanciamiento entre los ciudadanos y los políticos no hace falta ir muy lejos para encontrar las causas. El pasado domingo hablábamos del ‘affaire’ organizado en Gijón entre el grupo municipal de Vox y la alcaldesa. Resulta que el intento de cambiar el rumbo del Festival de Cine, por parte de la concejala de Festejos, Sara Álvarez Rouco, dio paso a una actuación fulminante de Carmen Moriyón, rompiendo el pacto de gobierno con Vox.

Una actuación ejemplarizante que tenía truco, ya que Moriyón cambiaba el acuerdo entre grupos municipales por una entente con un concejal concreto, que dejaba su grupo para completar la mayoría parlamentaria del centro-derecha desde su nueva ubicación como concejal no adscrito. Oliver Suárez podrá seguir divirtiéndose en Divertia, aunque eso es lo de menos, lo único sustancial es que votará en los plenos con Foro y PP.

Perplejidad

Llegamos a lo que decía al principio. El ciudadano votante de Vox, que se alegró el 28 de mayo de que su partido tuviera dos concejales en el Ayuntamiento de Gijón, y más tarde se sintió satisfecho de que entrara en el equipo de gobierno, se siente perplejo ante el nuevo escenario: expulsan a su partido a la oposición, pierde la mitad del grupo municipal, y uno de sus representantes se convierte en apéndice del gobierno de Moriyón que dejó a Vox sin poder. ¿Qué va a pensar ese ciudadano? ¿Va a creer que la política es una cosa de ideales o de cambalaches?

Por cierto, tremenda la afirmación de José María Figaredo (Vox), ayer, en estas páginas: «Lo que debemos hacer es pedir perdón a los gijoneses porque no detectamos la figura de un traidor y un tránsfuga en nuestra lista». Hombre, les salió torcido el concejal, desde luego, pero lo de asumir como tarea detectar a traidores no parece propio de un político liberal.

Vamos con el asunto atípico de esta semana. Diego Canga, en menos de dos horas, pasó de ser el líder de la oposición a convertirse en ciudadano privado, residente en Bruselas. Por el medio sólo tuvo tiempo de leer a los periodistas una carta de despedida enviada a Álvaro Queipo, donde dejó escritas unas palabras inquietantes a modo de justificación: «Un reciente hecho, completamente inesperado, me obliga a regresar con mi familia».

Desde la despedida exprés de Canga he hablado con varios políticos. Ninguno le dio la menor importancia a la razón expuesta por Canga y, sin embargo, ninguno se sintió sorprendido por su decisión de dejar la política asturiana e irse a Bruselas.

¿Qué pensará un votante del PP que se sintió atraído por el mensaje político de Canga (recuerden que prometía en los primeros cien días de Gobierno chequear/reflotar a 3.000 empresas: 30 cada día) si se encuentra que de la noche a la mañana se marchó de Asturias, dejó la política y vive en Bruselas ajeno a todo aquello por lo que había dicho que iba a luchar?

¿Qué pensará ese mismo ciudadano ‘pepero’ de la transparencia con que su líder explicó a los 175.331 electores que lo votaron, las razones por las que cambia de ciudad, nación y profesión?

El saldo de la triple cita electoral de este año (autonómicas, municipales, generales) fue muy positivo para el PP asturiano. Un incremento del 70% de escaños autonómicos, casi el 50% más de concejales, más del doble de alcaldes y victoria contundente en la circunscripción asturiana en las elecciones generales. Una base sobre la que podrían edificar, después de doce años de reveses en las urnas.

Huida

La huida de Canga pone otra vez todo en entredicho, porque a nadie se le escapa que los malos resultados electorales de antaño estaban provocados por los problemas internos. Canga tuvo un resultado electoral muy bueno, pero no logró aunar al partido y se va por las dificultades que encontró al quedar aislado.

Lo fichó el equipo de Feijóo (Miguel Tellado) porque en la dirección asturiana no había nadie con tirón electoral. El intento de Casado de hacer de Mallada un revulsivo electoral fracasó estrepitosamente. En Génova buscaron un candidato para encabezar la lista autonómica y nadie aceptó el encargo, menos Canga, que se sintió halagado con la oferta y se imaginó presidente del Principado. Recuerdo que al poco de llegar visitó una entidad empresarial y, allí, delante de los directivos, les dijo: «El PP gana ahora conmigo o no gana nunca».

Durante seis meses, Canga era el candidato electoral y líder del PP, pero no logró crear en su entorno una corriente de seguidores. Aspiraba a ser senador, porque cuando se gana un pastizal en Europa (165.800 euros netos) hay que amortiguar el batacazo de ir al escaño. No encontró aliados para ese objetivo, como tampoco los tuvo para ser presidente del partido con derecho a sueldo, como otros presidentes del PP.

Queipo

Álvaro Queipo nunca fue el número dos de Canga, sino el dirigente preparado para relevarle cuando acabara su peripecia. Las primeras decisiones de la era post-Canga son inequívocas: Queipo, portavoz en la Junta General del Principado, por unanimidad del grupo parlamentario. Luis Venta y Beatriz Polledo, portavoces adjuntos. No hay rastro de Pire, Caunedo, Pardo o Mallada. Imagino que Cherines estará feliz.

Recuerdo, en agosto del pasado año, a Miguel Tellado formulando las primeras críticas de Génova a Mallada. Uno de esos días Queipo comió con Cascos. Quiero decir que la actual unanimidad en torno a Queipo tiene que ver con el poder de Tellado. ¿Se habrá enterado Canga?

 

Temas

por JUAN NEIRA

Sobre el autor


octubre 2023
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031