as patronales de Asturias, Galicia y León se presentaron en Madrid para exponer sus reivindicaciones sobre el Corredor Atlántico. Consideran que se precisa de una inversión de 7.900 millones de euros, para que la red ferroviaria de estas tres regiones tenga las características técnicas que exigen las autoridades europeas para incluirla en el mapa de los corredores. La Comisión Europea da de plazo hasta 2030 y las patronales consideran que hay un gran retraso en las inversiones. En el caso de Asturias, las actuaciones son la variante de Pajares y la línea ferroviaria de Lena, Oviedo y Gijón para adaptarla a la alta velocidad. La Fade también incluye entre las actuaciones necesarias el desarrollo de la ZALIA, una mención totalmente justificada ya que se trata de vincular el tráfico ferroviario con las bocas portuarias, siendo la zona logística una infraestructura conectada con los dos puertos del Estado.
Es la primera vez que los empresarios del noroeste hacen un acto en la capital de España para dejar constancia de los problemas que padecen relacionados con el Corredor Atlántico. No va a ser fácil convencer o forzar al Gobierno para que incluya en su planificación presupuestaria los 7.900 millones que reclaman. Con el presupuesto de 2024 entramos en una época de ajustes, donde se retirarán muchas de las subvenciones que se concedieron durante el último año; en época de ajustes lo primero que se recorta son las inversiones productivas. Lo hemos visto varias veces en este siglo y con distintos gobiernos. Adecuar a la alta velocidad la vía que va de Campomanes (Lena) a Gijón es un trabajo costoso y complejo. Sobre este tramo se da una circunstancia particular: los gobiernos regionales, las oposiciones, las centrales sindicales y el grueso de los expertos nunca consideró importante que la vía desde la montaña lenense hasta Gijón fuera de alta velocidad. Emplearon siempre un razonamiento muy simple: no merece la pena hacer grandes inversiones para acortar en diez minutos el viaje. A eso se llama conducir con luces largas. Dejando a un lado que son más de diez minutos, la renuncia implica aceptar que nunca llegaría la alta velocidad a las principales ciudades asturianas. Ni en este siglo ni en posteriores.
El secretario de Estado, David Lucas, no ve las cosas como los empresarios. En su intervención puso el énfasis en los más de 5.000 millones que va a invertir el Estado entre la variante de Pajares y los trenes Avril. Entre Pajares y Gijón no quiere más urgencias.