Guillermo Peláez tiene un problema serio. Necesita confeccionar el proyecto de presupuestos del Principado para el próximo año y le faltan datos básicos para hacerlo, como el volumen de ingresos con el que cuenta para hacer frente a los gastos. El consejero de Hacienda y Fondos Europeos desconoce qué «entregas a cuenta» le van a llegar del Gobierno central, porque en Madrid está todo el mundo en funciones y nadie es competente para tomar una decisión así. Más de dos tercios de los ingresos del Principado dependen del sistema de financiación autonómica y por eso mientras no se forme el nuevo Gobierno de España la incógnita quedará sin despejar. Otra incertidumbre procede de las reglas fiscales europeas. En 2024 finaliza el periodo excepcional provocado por la pandemia que permitió a los gobiernos acrecentar el déficit y la deuda. Hubo una fuerte discusión sobre cómo se pasaba del periodo excepcional (no reglas) a la normalidad, abriéndose paso la posibilidad de que cada país tenga unas normas a la carta en función de su cuadro macroeconómico. Al final se llegó a una solución intermedia, entre la rigidez y la flexibilidad. España, junto a otros 13 países (entre ellos Francia e Italia) que tiene un déficit público superior al 3%, tendrá que reducirlo a un ritmo del 0,5% del PIB cada año. La deuda la podrán rebajar en siete años (en vez de cuatro, como los países más saneados), siempre que cumplan con las inversiones en transición ecológica y digitalización comprometidas. Hay más condiciones, pero vamos a dejarlo aquí. El consejero Peláez está en contacto con la Secretaría de Estado de Hacienda y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) para resolver el ‘marrón’ que le cayó encima sin comerlo ni beberlo.

¿Qué hacer en esta situación? Me parece muy atinada una recomendación de la AIReF a los gobiernos autonómicos: evitar el incremento del gasto estructural con cargo a ingresos de carácter temporal. En efecto, la llegada de los fondos Next Generation o la recaudación extraordinaria por IFPF debido a no deflactar el impuesto no se van a mantener en el tiempo. No se deben financiar obligaciones permanentes con ingresos ocasionales.

Seamos realistas. No hay gobierno que refrene el gasto cuando prevé la entrada de dinero. En La Rioja y Cantabria ya confeccionaron proyectos expansivos (8,6% y 3,5%); el Principado seguirá por esa senda. En un escenario donde Cataluña negocia traspasar toda su deuda al Estado, qué diantre van a hacer las regiones pobres.