La decisión de Arcelor de no construir las plantas de DRI (reducción directa de hierro) que tenía previsto para Europa no puede sorprender a nadie. Cerca de una docena de veces habían advertido los directivos de la multinacional de que en las actuales circunstancias de mercado la inversión en DRI no era rentable. No es un asunto exclusivo de España, aunque a Asturias le afecta directamente.
Hay cuatro elementos que obstaculizan la apuesta por el acero verde, en la que el DRI es el elemento fundamental que permite prescindir de los hornos altos (la infraestructura siderúrgica que más CO2 genera). Veamos. El fin de la asignación gratuita de los derechos de emisión de CO2, una operación que se sustanciará entre 2026 y 2034. Un proceso demasiado rápido para las empresas que quieran mantener la producción integral de acero. Las previsiones sobre la fabricación de electrolizadores (hay escasez de productores) o la generación de hidrógeno verde no se acomodan fácilmente a ese calendario. Otro elemento lacerante es el fiasco que supone el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono, que lejos de impedir la competencia ventajista de países como Turquía o la India, que producen sin consideraciones medioambientales, sólo ha servido para que colocaran más acero que nunca en la Unión Europea. Hay países como Alemania que les interesa más comprar barato que defender los intereses de la UE. Un tercer elemento, que especialmente rige para España, es el alto coste de la electricidad, que no ha podido domeñar el Estatuto de Consumidores Electrointensivos, herencia de Teresa Ribera. Por último, estarían los costes del hidrógeno, más altos de lo esperado, que frenan todos los proyectos empresariales.
Sin DRI, a partir de 2026, con un horno alto cerrado en la cabecera gijonesa, el ajuste de personal podría llegar a ser del 40% de la plantilla. Ante la negativa de la empresa de llevar adelante la inversión de mil millones (450 de fondos europeos) en la planta de DRI, al Gobierno de España se le ocurrió esta humorada: «el Gobierno está comprometido en que salga adelante (DRI), ya sea con Arcelor o con terceros». ¿Qué terceros? Las factorías asturianas son de sus accionistas, así que los terceros tendrían que invertir mucho más de los mil millones para hacerse con unos activos impresionantes y, además, financiar el DRI. Arcelor no es una pyme del textil catalán. Menos frivolidad cuando se habla de las cosas de comer. Como consuelo, sigue adelante el proyecto del horno de arco eléctrico.