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Juan Neira

LARGO DE CAFE

ESCENARIO PRESUOUESTARIO

En el segundo tercio del otoño se inicia en Asturias el tanteo de posiciones para debatir sobre el proyecto de presupuestos de la región del siguiente año. Antes, siempre hay contactos aislados, de limitada importancia.

En otras comunidades autónomas, el presupuesto de 2026 se considera el último de la legislatura, ya que en 2027 hay elecciones autonómicas y municipales en mayo, así que en esas circunstancias no son factibles los pactos. Tan determinante son las cuentas de 2026, que en alguna región (Extremadura) se prevén elecciones anticipadas en caso de no ser aprobado el proyecto de presupuestos.

Lo mismo ocurre en el Congreso de los Diputados, con el Ejecutivo de Pedro Sánchez poniendo toda la carne en el asador para ver si logra de una vez sacar adelante un nuevo presupuesto, sabedores de que posteriormente no tendrá ningún sentido intentarlo.

El Principado está en condiciones de aprobar las cuentas regionales del próximo año y del siguiente, pero no lo tiene garantizado. En este asunto, siendo las votaciones lo más sustancial, también importa cómo y con quién se aprueban las cuentas.

Óptimo
En la presente legislatura los bloques parlamentarios se han casi igualado: 23 escaños la izquierda, 22 la derecha. Ciudadanos ha desaparecido y Foro, con un solo diputado, ha llegado a un acuerdo estable con el PP que bien pudiera terminar con la incorporación del diputado Pumares a la candidatura autonómica del PP. Al menos, hacia ahí va orientado el acuerdo. Veremos lo que sucede porque hay más intereses en juego.

La izquierda (PSOE, IU) está representada en el Gobierno de coalición, quedando como electrón libre Covadonga Tomé. Dada la igualdad de fuerzas, el voto de Tomé es decisivo para aprobar el presupuesto o incurrir en prorrogar presupuestaria. Para cualquier gobierno no resulta sencillo depender de la decisión de un diputado que no tiene vinculación orgánica o nexo político con el ejecutivo.

Hasta ahora, las negociaciones presupuestarias del equipo de Adrián Barbón han sido muy cómodas con una ronda de contactos descartando a partidos para centrarse en los potenciales aliados. Un ejemplo: lo usual siempre fue no entregar borradores de presupuestos a los negociadores del resto de grupos. Todo quedaba reducido a aproximaciones verbales: no podemos gastar más en esto o lo otro.

Libreto
En esta ocasión, Tomé cambió el libreto y no acepta negociar las cuentas mientras no haya consenso sobre la reforma fiscal. Lo que propone no es una concesión imposible, pero implica modificar los tipos impositivos del IRPF para rentas superiores a los 175.000 euros, lo que daría alas al discurso de ‘Asturias, infierno fiscal’. Lo mismo sucedería si se alteran los gravámenes en las compraventas de inmuebles si participan en las mismas los grandes tenedores (propietarios de una decena de inmuebles). Todo el esfuerzo del Gobierno por presentar unas cuentas que gastan en educación como nunca, se vendría a bajo con el argumento de que se incrementa el gasto a costa de subir el Impuesto de la Renta, ya de por sí, uno de los más elevados de España.

En paralelo a esa reflexión está la actuación de IU, criticando a la diputada del grupo mixto (Tomé) por condicionar los presupuestos a la aprobación de la reforma fiscal. Sobre este asunto hay que hacer dos consideraciones: me parecería muy extraño que la actuación de Ovidio Zapico, líder de IU, no estuviera acordada con el socio mayoritario del Gobierno (PSOE). Y lo segundo: la experiencia enseña que los gobiernos del Principado, participados por IU (siendo presidentes, Areces y Barbón), tuvieron una buena asignación presupuestaria en sus consejerías, pero no lograron imponer cambios de carácter general, como subidas de impuestos, inversiones en infraestructuras de transporte, etc. Quiero decir que la propuesta de Tomé, si saliera adelante, dejaría en entredicho los réditos políticos que obtiene IU de su participación en el Gobierno.

Listón
Creo que la experiencia del Partido Socialista le servirá para solventar este problema. A Tomé le interesa el acuerdo para sacar frutos de su particular posición parlamentaria, pero depende del listón de sus exigencias.

La apelación a la responsabilidad institucional no será la manera hacer cambiar de criterio a Tomé. No lleva esa mochila en la espalda. Ahora bien, lo que le resultaría problemático es verse presentada como el aliado necesario de la derecha para tumbar el presupuesto del gobierno progresista. En estos tiempos de combate ideológico, la etiqueta de colaboracionista es tan letal como lo era en los años cuarenta formar parte régimen de Vichy en la Francia ocupada por los nazis. Así de desmadrado está el patio de la política.

Queda por ver el papel que jugarán los grupos de la derecha ante el debate de los presupuestos del Principado. Los argumentos son tan importantes como el sentido final del voto.

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por JUAN NEIRA

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