A la diputada Covadonga Tomé, ex de Podemos, no le gusta que las universidades Nebrija y Alfonso X El Sabio tengan centros adscritos en Avilés y Oviedo. Tanto ella, como el comité de empresa de la Universidad de Oviedo, no ven con buenos ojos que se hayan acogido a una reglamentación que estaba a punto de caducar, librándose así de pasar por unos baremos más exigentes que son lo que van a regir para las siguientes candidaturas, en el caso de que las haya. Doy por seguro que la Universidad Europea abrirá sus puertas en Gijón.
Las universidades privadas siguen la lógica de la demanda. Los estudios de Ciencias de la Salud (Medicina, Enfermería, Fisioterapia, etc.) tienen en Asturias un elevado número de aspirantes que se acaban matriculando en otras carreras por culpa de un más que riguroso ‘numerus clausus’; por eso las tres privadas que se instalan en nuestra comunidad autónoma ofrecen grados en cuestiones sanitarias: Nebrija, grado en Enfermería; Alfonso X El Sabio, Medicina, Enfermería, Odontología y Farmacia; Europea, Medicina, Enfermería y Nutrición.
Desde la Universidad de Oviedo se pidió que no pudieran hacer las prácticas en los hospitales públicos, una petición aberrante que sólo tenía como objetivo vetar la implantación de la universidad privada en Asturias. Afortunadamente, parece que se ha podido sortear ese escollo. La diputada Tomé se opone a la apertura de las universidades privadas con un argumento agresivo: «No aportan nada al sistema universitario asturiano; lo que hacen es intercambiar títulos por euros». A eso se llama tener las ideas claras. Todavía no abrieron las puertas y Tomé ya sabe que no aportan nada. En España, en los últimos quince años, las universidades privadas crecen por doquier, pero Asturias debe quedar castigada sin esa oferta universitaria porque la izquierda rechaza todo lo que suena a iniciativa privada. A Tomé tampoco le gusta que Gijón cuente con el Hospital Quirón. Si los que curan y los que enseñan son funcionarios, Asturias es una tierra progresista, pero si además de funcionarios hay empleados del sector privado la región se vuelve carca. La diputada anuncia el trueque: títulos por euros. Más gravosa nos resulta la factura de la universidad pública: los estudiantes, gratis total, y los demás tenemos que costear su matrícula, el sueldo del profesorado, los gastos de investigación, gastos generales, las ineficiencias de todo lo público y la factura milmillonaria hay que recibirla con aplausos por progresista.