A punto de empezar la negociación sobre los presupuestos de 2026, el posicionamiento de los grupos políticos es confuso. Los socialistas todavía no tienen el apoyo del socio minoritario del Gobierno, IU-Convocatoria por Asturias, y mucho menos el respaldo de Tomé, que es necesario para aprobar las cuentas. La entente en el Gobierno la doy por segura, ya que en caso contrario sería un caos. Ejemplo de posturas divergentes en un gobierno de coalición lo tenemos a diario con los choques y desmentidos entre PSOE y Sumar en el Gobierno de España. En Asturias, el comportamiento de IU dentro de las instituciones siempre fue responsable, nunca abrió crisis internas.
Las diferencias con Tomé siguen en el mismo punto en que estaban la pasada semana. La ex dirigente de Podemos quiere negociar las enmiendas a la reforma fiscal. Para ella es muy importante que en la reforma del IRPF se graven más las rentas superiores a los 120.000 euros. Igualmente exige que en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales los propietarios de más de diez viviendas (cinco viviendas en zonas tensionadas) soporten un tipo fiscal más alto. Lo más lógico sería que ambas partes lleguen a un acuerdo, porque el fracaso de la reforma fiscal, a estas alturas del mandato, podría ser un golpe muy fuerte para el Ejecutivo y la peor manera de encarar la negociación presupuestaria.
Dejando a un lado las negociaciones entre grupos de la izquierda, se va a celebrar la reunión entre los dos principales partidos asturianos, PSOE y PP. En el debate sobre el estado de la región, Queipo advirtió que, si el Gobierno planteaba subidas de impuestos en la reforma fiscal, rechazarían los presupuestos. No hay ni la más remota posibilidad de que se pongan de acuerdo. Los dos partidos tendrían problemas en caso de que se formalizara un pacto. Los socialistas tendrían que afrontar una crisis interna en el Ejecutivo, ya que IU se sentiría traicionada, al igual que Convocatoria por Asturias, y Tomé ya tiene dicho que la negociación con la derecha sería una mala noticia para la comunidad autónoma. En el caso del PP ocurre algo parecido. La entente con los socialistas sería el mejor favor que pueden hacerle a Vox, que no necesita de ayudas para subir en las encuestas. El propio electorado del PP se sentiría también desorientado. En cuanto a Pumares (Foro), su posición es la misma que la del PP.
En resumen: tanto la ley de reforma fiscal, como los presupuestos de 2026, se cocinan en el campo de la izquierda. La única incógnita se llama Tomé.