Intento de cambio de guion. La prevista reunión del Gobierno de coalición (PSOE-IU-Convocatoria por Asturias) con la diputada del grupo mixto, Covadonga Tomé, sobre las enmiendas de esta última al proyecto de reforma fiscal del Principado, pudo tomar un nuevo rumbo con la propuesta de Ovidio Zapico, coordinador general de IU, consistente en dejar a un lado, aunque solo fuese por unas horas o días, las discusiones sobre impuestos y presupuestos, para alcanzar «un pacto de legislatura de toda la izquierda». Zapico asegura que «nosotros damos estabilidad a diferencia de ellos», aludiendo a los cambios de Gobierno en Extremadura (elecciones) y Comunidad Valenciana (dimisión del presidente).
La iniciativa de Zapico obliga a realizar varias reflexiones. Los pactos de legislatura suelen realizarse al inicio del mandato, por eso se les llama de «legislatura». En este caso quedan diecisiete meses para que finalice, así que sería un pacto de fin de mandato. Algo muy pocas veces visto en esta tierra y en otras. Los pactos de legislatura suelen realizarse cuando el Gobierno de turno tiene problemas de viabilidad. Con la entente se refuerza el Gobierno ante posibles bloqueos de la oposición o eventuales mociones de censura. En la actual Junta General del Principado no es posible que de los escaños surja una alternativa que bloquee o censure al Gobierno de coalición de la izquierda. La única posibilidad material pasaría porque Tomé (izquierda radical) se aliase con PP, Vox y Foro contra el Gobierno de la izquierda. Los manuales no contemplan la hipótesis del suicidio político. Para hacer aún más rocambolesca la propuesta de Zapico, la alianza explicitada se compone del Gobierno (22 diputados) y el escaño del grupo mixto de Tomé. Así que la diferencia entre la izquierda y «toda la izquierda», como dice Zapico, es Tomé.
Por fortuna, tanto el PSOE, como la diputada de grupo mixto, no tomaron en consideración el experimento propuesto por Zapico y se atuvieron al previsto orden del día de la reunión: negociar las enmiendas sobre la reforma fiscal. PSOE e IU no quieren tocar los tramos y tipos del IRPF, tal como plantea Tomé (subir el gravamen a las rentas superiores a los 120.000 euros), pero sí ceden en lo tocante a endurecer la fiscalidad de los grandes tenedores (propietarios de cinco o diez inmuebles según estén ubicados o no en zonas tensionadas). Lo de siempre: exigen dos cosas y le concedo una para sellar el pacto. Por cierto, Zapico dice que el diálogo a tres funciona.