Hace muchos años, décadas, que en el Principado se empezó a hablar de la reforma del mapa sanitario. Ya se decía entonces que la estructura sanitaria diseñada por Rodríguez-Vigil había quedado desfasada porque habían mejorado mucho las infraestructuras (autovías, carreteras). Entre los que hablaban de esto (gerentes, jefes de servicio, políticos) había consenso: tocaba reducir las áreas sanitarias. Y con ellas la disminución de cargos directivos, al menos en teoría. ¿De cuántas áreas había que prescindir? El interrogante no tuvo contestación y el mapa siguió con las ocho áreas hasta el presente.
No se puede decir que fuera un problema importante el asunto de las áreas, ya que en caso contrario el Principado habría optado por reducir su número, si bien es verdad que para solventar algo que conlleve cambios de personal, y pisar algunos callos, lo prudente es decidir cuando hayan transcurrido veinte años.
Serán tres las áreas, con cabeceras en Gijón (hospital de Cabueñes), Oviedo (Huca) y Avilés (Hospital de San Agustín). Se sabe desde hace dos años, pero todavía el proyecto no se ha hecho realidad. Conocemos ahora algunas novedades de la remodelación. Nos anuncian que la Consejería de Salud llevará la parte estratégica, mientras el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) se encargará de la parte operativa. Justo lo que ocurre ahora. La Consejería de Salud establece las directrices de política sanitaria, aprueba el Plan de Salud, implementa las estrategias de salud, coordina la planificación y gestión de servicios sanitarios, etc. Nada nuevo. No repaso las funciones del Sespa para no perder tiempo.
Al pasar de ocho áreas a tres se prescinde de cinco gerencias, lo que ya es un ahorro de personal y dinero, pero puede quedar compensado con nuevos entes, como una central de compras, que incorporará una unidad logística y otra unidad de contratación. No se dice que la nueva unidad también reforzará la burocracia. A ello se suma que los hospitales de la red pública tendrán una estructura directiva propia que se coordinará mediante ‘puestos de enlace’; todo ello fortalecido por las subdirecciones de los tres principales hospitales. Un asunto denso, complejo y que posibilitará más empleos, sin que ello implique, necesariamente, mejoras para los enfermos.
Por si había dudas, se afirma que el nuevo organigrama «empoderará a la Atención Primaria», que tendrá sus propios directores y coordinadores de área. Lo que se gana por un lado se pierde por otro.