Se va a cumplir un año del argayo en la autopista AP-66. La cosa va para largo. Se piensa que la autopista recuperará su condición de doble calzada en agosto del próximo año. Los pronósticos sobre obras del Estado en nuestra región rara vez se cumplen. Al igual que hay sobrecostes, hay sobreplazos. No tienen que matarse trabajando a tres turnos, porque casi es más oportuno dejar la segunda inauguración de la doble vía para los primeros meses de 2027, así estimulará el voto socialista en las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Lo que no tiene ninguna lógica es que la empresa concesionaria, Aucalsa, siga cobrando íntegro el peaje cuando no se cumplen las condiciones contractuales. Si están obligados los conductores a no superar los 40 kilómetros por hora, cómo se atreven a exigir un pago por el uso de la autopista cuando no ofrece, ni de lejos, las prestaciones de ese tipo de vías. Como ya informó este periódico, el Tribunal Supremo, en una reciente sentencia, determinó que los usuarios tienen derecho a una rebaja del precio «cuando hay un cumplimiento defectuoso del empresario». Al parecer, para que Aucalsa rebaje sus tarifas por hacer obras en la calzada, hay que ir a la vía judicial.
La sentencia del Tribunal Supremo, en un caso similar, como es la autopista gallega, no sirve para una aplicación automática en el Huerna. Es preciso presentar una demanda y acreditar los perjuicios que se están causando. En el Ministerio de Transportes están mudos. No sufren por las trabas que tienen que superar los conductores asturianos perjudicados, porque el ministerio es el principal guardián del statu quo.
Mientras a Aucalsa le vaya bien, ellos tranquilos. En cada actuación del ministerio en nuestra región nos dan alegrías. La última es el retraso de los trenes de cercanías. No llegarán para 2026, sino en 2027, «en principio». ¿Le podría extrañar a alguien que fuera en 2028? Recuerdo a Adrián Barbón, junto al secretario de Estado, José Antonio Santano, presenciando el primer corte de chapa en la factoría de Beasain. El retraso estaba cantado porque nuestro pedido de convoyes se realizó a la vez que el de ‘Rodalies’ (cercanías catalanas): 101 trenes nuevos, cada uno con capacidad para 905 viajeros. ¡Qué poderío! Después de navidades, empezará la entrega del pedido catalán.
Hablando de estas cosas, el otro día me decía un amigo que tal vez lleguemos a 2030 sin que ninguno de los compromisos del Ministerio de Transportes con Asturias se haya cumplido en su integridad. No me atreví a llevarle la contraria.