Un caminante se ha encontrado, casualmente, con dos bombas abandonadas por ETA. El hallazgo estaba compuesto de 12 kilos de dinamita, situados cerca de una autovía que une a Madrid con Andalucía, lo que hace pensar a la Guardia Civil que se trataba de un material utilizado por ETA en la campaña de atentados de hace tres años, la última llevada a cabo antes de iniciarse el llamado ‘proceso de paz’.
Los explosivos encontrados nos recuerdan que el problema del terrorismo etarra está sin resolver. En realidad, no tuvimos tiempo de olvidarnos, porque todavía hace dos semanas la banda vasca asesinaba a un ex concejal socialista de Mondragón. El presidente Zapatero y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, han centrado el debate durante la pasada legislatura en la política a seguir con ETA, y ha sido la banda con sus rupturas del alto el fuego, y con los asesinatos ejecutados en Madrid, Francia y Guipúzcoa, la que ha terminado con cualquier especulación sobre su voluntad de dejar de matar. ¿Triunfará la política antiterrorista en el próximo mandato?
Un problema al valorar la lucha contra ETA consiste en medir mal los plazos. ETA comenzó a asesinar cuando los tanques rusos arrumbaban la llamada ‘Primavera de Praga’. No quiero que se interprete mal: fue una mera coincidencia temporal. Lo que quiero decir es que dentro de unos meses se cumplirán 40 años desde que se puso en funcionamiento la dinámica del tiro en la nuca. Acabar con algo que dura cuatro décadas no es fácil. Sin embargo, los pasos dados en los últimos ocho años son importantísimos y la capacidad de atentar de la banda etarra está muy mermada. El Estado democrático no debe tener prisas, es más bien el grupo de los asesinos el que está urgido por invertir el proceso al que se encuentra abocado, que no es otro que el de la marginalidad, como paso previo a la desaparición.
Nunca se pareció tanto ETA al GRAPO, como ahora. La indiferencia de la sociedad vasca ante el encarcelamiento de la cúpula de Batasuna da idea del aislamiento de la banda terrorista. Lo que se debe hacer, en esta legislatura, es restablecer los lazos que unían al PSOE y al PP en la lucha antiterrorista y esperar a que el tiempo provoque dudas a los terroristas sobre su identidad: rendición o cárcel.