Tras días de tensión y división entre los dirigentes y cargos públicos, Cristina Coto se ha presentado como candidata a la presidencia de Foro y a la presidencia del Principado. Los dos cargos van unidos en la misma persona y se eligen en el congreso del partido que se celebrará el 14 de marzo. De no haber ningún competidor –el plazo de presentación de candidaturas termina el viernes-, la dirigente popular se convertirá en la sucesora de Álvarez-Cascos.
En Foro hay muy pocas personas capaces de competir en las urnas con Javier Fernández, Mercedes Fernández o Llamazares. Si uno sigue los dictados de lo políticamente correcto toca decir que hay mucha gente válida y capaz para ese cometido, pero es una mentira como una casa. Cuando se fundó Foro se presumía de captar profesionales destacados que nunca habían estado en política, frente a los liberados de la cosa pública adictos al pesebre. Un discurso con mucho gancho que encubría una preocupante realidad: la ignorancia colectiva sobre asuntos de obligado conocimiento para un cargo público. Nadie nace sabiendo y los de Foro, tampoco. En el propio Gobierno de Cascos había dos consejeras que hacían pasar vergüenza ajena cuando intervenían en el Parlamento. Cristina Coto es de esas pocas personas que ya tenían conocimientos de política en el año 2011, y por eso es ahora portavoz parlamentaria. No dudo de su capacidad de trabajo, de su brillante dialéctica, de su habilidad y experiencia para moverse en un campo sembrado de minas, y de su juventud. Pero todos, incluyendo a ella misma, son conscientes de que Álvarez-Cascos sería mucho mejor candidato. Cascos es el candidato natural del centro-derecha asturiano que de forma artificial se aparta de la disputa en las urnas.
Cristina Coto ha declarado que cuenta con el apoyo de Cascos. Es mucho mejor decirlo así que fabricar supuestas plataformas de apoyo a la candidatura de Coto a través de maniobras del aparato. Si impera la sensatez, la dirección del partido y la propia candidata se entregarán a la tarea de amortiguar tensiones y restañar heridas para ir todos juntos a las urnas. Si algo no perdona el electorado son las divisiones dentro de un partido. Pese a la evidencia de esta afirmación, no estoy seguro de que el fracaso de los apoyos teledirigidos a Cristina Coto no sea la espoleta de posteriores ajustes de cuentas. Las guerras internas de la derecha asturiana han sido la causa de la hegemonía del PSOE.