Los críticos del PP se reunieron en Perlora para tratar de presentar una alternativa a Ovidio Sánchez, pero fracasaron en su tentativa. Las fricciones personales impidieron ponerse de acuerdo sobre el candidato del ese sector a la Presidencia del partido. Diversos representantes de juntas locales querían que fuera Juan Morales el líder alternativo, mientras que Pilar Fernández Pardo presentó su propia candidatura. Si se valoran los apoyos de ambos pretendientes está claro que debe ser la diputada gijonesa la candidata de los críticos, pero en política es importante la proyección de los líderes sobre todo el territorio y Fernández Pardo tiene un amplio apoyo entre la militancia de Gijón, pero resulta menos conocida que Juan Morales para el resto de las bases del PP asturiano.

Dentro de tres días se cierra el plazo para presentar candidaturas a la Presidencia del PP. Tarde, mal y nunca se pone el sector crítico a discutir, seriamente, sobre la viabilidad de una candidatura alternativa. Hasta ahora todo fueron reuniones clandestinas con muchas ausencias. Verbigracia: Pilar Fernández Pardo es la primera vez que acude a una de estas reuniones, a las que sí fueron otros miembros de su grupo. Lo más sensato hubiera sido redactar un documento que sirviera para presentar una posición política común, y trasladarlo a todas las juntas locales. Para eso hacía falta que se hubiera trabajado con tiempo y dando la cara. Los críticos prefirieron seguir la pauta de los juegos de mesa, en que nadie enseña las cartas que lleva, aunque se hacen guiños a los compañeros. Perdieron mucho tiempo y en una sola tarde es difícil aunar posiciones.

Entre la militancia y los electores del PP hay mucha gente que desea abrir un nuevo ciclo, con otras caras y nuevos discursos. Es un buen momento para hablar de cambio, siempre que la renovación no se confunda con promoción personal. La ambición en política es legítima, pero hace falta que el ascenso del líder colme los deseos de las bases. Y eso sólo se consigue cuando hay una fuerte identificación entre los afiliados y sus dirigentes. En el fracaso de la candidatura del PP asturiano en las últimas elecciones generales ya hubo algo de esto, una falta de estima por posiciones personalistas. Les quedan sólo tres días.