Los órganos de dirección de los partidos firmantes del pacto de izquierdas ratificarán, hoy, el acuerdo que dará paso al nuevo Gobierno de coalición. Se trata de reuniones rutinarias porque no hay ninguna posibilidad de que el pacto sea enmendado por alguno de los grupos. Los socialistas lanzaron la oferta de alianza con Izquierda Unida en su último congreso regional, a propuesta de su secretario general, Javier Fernández, y ninguna voz se alzó en contra. En el mismo congreso el líder de la FSA fue reelegido con el 95% de los votos de los delegados. Ni un resquicio para la duda. IU es una fuerza política alejada de las unanimidades porque tiene frecuentes fricciones internas, pero Jesús Iglesias ha llevado la negociación con habilidad, tensando la cuerda en el momento oportuno (geriátrico de Sotrondio) para ganar imagen, aunque sabía que el acuerdo final no tenía alternativa. En IU la alianza con el PSOE constituye un motivo clásico de discusión desde los tiempos de Julio Anguita, y parte de sus bases militantes siempre pensaron que la postura correcta es mantenerse en la oposición frente a cualquier gobierno socialista. Ese sector considera que para crecer electoralmente hay que diferenciarse (separarse) visiblemente del PSOE.

Con Llamazares de líder nacional se ensayó la vía de la entrada en los gobiernos, y algunas experiencias, como la del País Vasco, fueron muy rentables electoralmente. En Asturias, tras cuatro años de gobierno de coalición (2003-2007) revalidaron la cuota de escaños en los últimos comicios. Puede que para muchos afiliados la mera repetición de escaños haya tenido un aire de derrota, pero estoy seguro que si a los dirigentes socialistas les hubieran dicho en el año 2003 que IU no iba a perder diputados, tras gobernar con ellos cuatro años, se habrían llevado una sorpresa.

Los grupos pequeños que se presentaron a las elecciones con IU, el Bloque y Los Verdes, podrían tener una visión crítica del pacto, pero estuvieron al tanto de la negociación y no discreparon. Es más, hace un año, cuando se frustró el acuerdo, varios dirigentes de esos partidos no querían romper la negociación, así que no cabe esperar ahora sustos. El único interrogante está en la remodelación del Gobierno; me parece que va a ser el ajuste más fino que hizo el presidente Areces en nueve años.