EL Gobierno regional ha aprobado el proyecto de presupuestos para el año 2009, que ascienden a 4.394 millones de euros, lo que representa un crecimiento del 7,6% sobre las cuentas ahora vigentes. De ese volumen de recursos se dedican 1.265 millones a inversión, un 13% más que en la actualidad. Me parece que lo más notable de las cuentas es el esfuerzo que realiza el Principado por mantener unos niveles de inversión y de prestación de servicios públicos que apenas se puede financiar con los ingresos fiscales. Por primera vez en quince años hay un descenso de la recaudación tributaria, hasta el punto de que los ingresos presupuestados disminuyen en algunos apartados en un 10%.
No hay que tener ningún conocimiento de economía para darse cuenta de lo que significa que con un 10% menos de recursos se comprometa un aumento de la inversión de hasta el 13% y un crecimiento del 7,4% en gasto sanitario. Sube el gasto y bajan los ingresos, lo que genera un «gráfico de tijeras». Las cuentas se hacen con la hipótesis de un mantenimiento del empleo que permitiría mantener la recaudación por IRPF, así que si esa previsión falla habrá que recortar el gasto. Para soportar los niveles de inversión y gasto el Gobierno de Vicente Álvarez Areces ha recurrido al déficit público, que alcanzará el límite del 1% del PIB regional, acogiéndose a la posibilidad abierta por el Consejo de Política Fiscal y Financiera en la reunión celebrada el pasado 8 de octubre. Por cierto, en esa reunión, las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular votaron en contra de conceder un margen de déficit para las regiones, aunque no creo que ahora renuncien a esa vía para financiar sus propios presupuestos. El recurso del endeudamiento permitirá al Principado contar con 242,2 millones de euros adicionales.
La Consejería de Bienestar Social y Vivienda aumenta el gasto en el 14,3%, el repunte más alto del Ejecutivo, siguiendo la pauta del anterior mandato en que los departamentos gestionados por Izquierda Unida contaban con una cobertura generosa. A ese aumento de recursos contribuye en gran medida el desarrollo de la Ley de Dependencia.
Impresión final: hasta el pasado año, la expansión de la inversión y el gasto contribuía a la euforia, pero ahora no deja de crear preocupación, porque en caso de no repuntar la actividad y convertirse en un gasto volátil, quedará el peso de la deuda como resultado final. Que en otros sitios hagan lo mismo no tranquiliza.