En el organigrama del nuevo Gobierno destaca la Vicepresidencia, una figura que solo se utilizó en dos ocasiones en la etapa autonómica: durante el periodo, 19911993, con Juan Luis Rodríguez-Vigil de presidente y Bernardo Fernández de vicepresidente y entre 1995 y 1998, con Sergio Marqués como presidente y Ramón García Cañal como número dos.
Las vicepresidencias se asocian a gobiernos de coalición. Un asunto que está de actualidad por haberlo reivindicado Pablo Iglesias en la negociación con Pedro Sánchez.
El cargo de vicepresidente tiene, por sí mismo, dos cualidades: permite crear un tándem en la cumbre del Gobierno y supone un escalón jerárquico ante el resto de consejeros. Con otras palabras: propicia la idea de trabajar en equipo en lo más alto del Ejecutivo y descarga al presidente de tareas no esenciales.
En el caso que nos compete tiene un especial relieve porque la ocupa Juan Cofiño. Un militante socialista con larga experiencia en las instituciones autonómicas: fue consejero en el Gobierno de Antonio Trevín y durante dos décadas desarrolló una brillante ejecutoria como diputado. Vuelve a la política activa, tras haberse apartado voluntariamente para dedicarse a actividades privadas.
Para el equipo de Adrián Barbón es interesante la perspectiva de alguien que retorna a la vida pública habiendo enriquecido su experiencia con quehaceres de distinta naturaleza. A los 62 años está claro que no aceptó la invitación del presidente para hacer carrera política, sino para sumarse al trabajo colectivo.
Músculo político
Antonio Trevín siempre ponderó el trabajo de Cofiño como consejero de Obras Públicas y Vivienda. Ahora, además de ser el número dos del Ejecutivo, también estará al frente de la Consejería de Infraestructuras, Medio Ambiente y Cambio Climático. En esencia, la misma tarea, pero un cuarto de siglo más tarde.
En las dos últimas legislaturas se echó en falta más músculo político en los gobiernos del Principado. Un déficit que fue subsanado temporalmente al incorporarse Fernando Lastra al equipo de Javier Fernández. Tras abandonar el cargo, volvió el Principado a quedar huérfano de política.
Esa asignatura pendiente se subsana al empezar este mandato con un tándem de fuerte contenido político al frente del Gobierno.
A la reflexión política también contribuirá Enrique Fernández, nuevo titular de Industria y Empleo, que durante los últimos ocho años fue alcalde de San Martín del Rey Aurelio; así como Alejandro Calvo, consejero de Desarrollo Rural, Agroganadería y Pesca, conocedor a fondo de la Administración del Principado, habiendo desempeñado diferentes cometidos, entre otros, viceconsejero de Cultura y Deporte, y director general de Política Forestal.
Al frente de la Consejería de Educación y de la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Turismo, hay dos titulares con perfiles muy específicos que se adaptan a temáticas que Adrián Barbón glosó en el debate de investidura. Carmen Suárez es la consejera de Educación; experta en la materia como inspectora de Educación, añade al cargo su conocimiento del feminismo, al estar vinculada a ese movimiento y ser autora de trabajos sobre la materia. El feminismo es un valor en alza en la sociedad, de especial importancia para las primeras etapas de la enseñanza reglada.
Berta Piñán, como nueva consejera de Cultura, Política Llingüística y Turismo, es la responsable de encarar el reto de la oficialidad de la Llingua, repetidamente anunciado por Barbón. Miembro de la Academia de la Llingua Asturiana, coinciden en ella deber y pasión. No obstante, hoy por hoy, a los partidos favorables a la oficialidad les falta un escaño para poder reformar el Estatuto de Autonomía y proclamar el bilingüismo en la región.
Turismo
La ubicación del turismo en la misma consejería que la cultura y la lengua vernácula es una decisión osada. El turismo es una actividad económica muy importante y se asocia con empresa, mercado de trabajo, formación, etcétera. Soy consciente de que hay un turismo cultural, pero también lo hay sanitario o medioambiental y nadie lo localiza en esos departamentos.
Hablando de Sanidad, el consejero, Pablo Fernández, hasta ahora responsable del área sanitaria con más camas hospitalarias, es un profesional sobradamente idóneo para el puesto. Como responsable de Ciencia, Innovación y Universidad, está un científico joven, Borja Sánchez. De los discursos de Barbón se deduce que tiene cifradas muchas esperanzas en esa consejería.
Aunque pueda no parecerlo, es un cóctel arriesgado. Por un lado se separa Universidad y Educación y, por el otro, se junta empresa (Innovación) con Ciencia y Universidad. En teoría deben ir juntas, pero la investigación básica (universidad) y la innovación entran en competencia a la hora de captar recursos. En este asunto ya hubo problemas en el pasado.
Adrián Barbón apuesta por la profesora universitaria, Ana Cárcaba, para Hacienda, y por las concejalas, Rita Camblor y Melania Álvarez, para Presidencia y Derechos Sociales y Bienestar, respectivamente. Un claro compromiso por la renovación y por poner mujeres en puestos importantes del Gobierno.
Como ya estaba cantado, ningún consejero de Javier Fernández se hizo hueco en el nuevo Gobierno.